Venezuela y Colombia se mantenían expectantes hoy por la anunciada liberación de tres rehenes de la guerrilla colombiana FARC, que pese a la esperanza inicial de que fuera para Navidad se veía retrasada al parecer por problemas de seguridad.
El presidente venezolano Hugo Chávez, luego de una semana de gira en Uruguay y Cuba, llegó a Caracas ayer para afinar detalles del plan para recibir a los liberados en lo que calificó como una «operación delicada», pero durante todo el día su gobierno mantuvo total hermetismo sobre la liberación.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ordenaron el 9 de diciembre la liberación de Clara Rojas (compañera de fórmula presidencial de Ingrid Betancourt, con quien está secuestrada desde 2002), su hijo nacido en cautiverio y la ex congresista Consuelo González, rehén desde 2001.
Las FARC dijeron que los rehenes serían entregados a Chávez o a quien él designara. El anuncio provocó conmoción y el mandatario venezolano calificó la noticia como un excelente regalo de Navidad para los familiares.
Sin embargo, este fin de semana la senadora colombiana Piedad Córdoba dijo en Caracas que la liberación podría retrasarse por la persistencia de operativos de las tropas de Bogotá.
«Hay muchos operativos en el país (Colombia), no los van a suspender y puede dar lugar a que de pronto se pueda atrasar» la liberación, dijo la senadora, que junto a Chávez ofició de mediadora para un canje humanitario de rehenes por guerrilleros presos en Colombia, en una labor que fue cesada por el presidente Alvaro Uribe el 21 de noviembre.
Córdoba había anunciado un viaje a Caracas el sábado por un día. Sin embargo, ayer aún permanecía en la capital venezolana.
El gobierno colombiano rechazó sus declaraciones. «No hay ningún tipo de operación militar orientada a impedir que los secuestrados sean puestos en libertad», dijo el alto comisionado para la paz Luis Carlos Restrepo.
Las fuerzas armadas y policía de Colombia realizan en forma continua operaciones militares contra los grupos insurgentes que operan en varios sectores del país. El gobierno en ningún momento informó sobre una eventual orden de alto el fuego.
En Venezuela, la zona fronteriza se mantuvo ayer sin mayor despliegue militar. A la entrada de la población de Guasdualito (500 km al sureste de Caracas), en el estado Apure, sólo está la habitual alcabala militar con tres efectivos custodiándola.
En el puesto fronterizo de Arauca, cerca del pueblo de El Amparo, unos 10 km más lejos, tampoco se nota un incremento de la presencia de fuerzas de seguridad, y los militares venezolanos dicen que no hay mayor despliegue de parte de las fuerzas armadas colombianas.
«No hay nada nuevo, ni hay más presión militar de Colombia», comentaron los militares que se encuentran en el lugar.
Sin embargo, pese a la cercanía de la Navidad la mayoría de los oficiales asignados a la zona fronteriza permanecen aún en sus destacamentos, señaló una fuente militar.
Cientos de familiares de secuestrados por la guerrilla cumplieron una vigilia ayer en el centro histórico de Bogotá, transmitida por radio para que fuese escuchada por los rehenes. Entre los asistentes al acto estuvieron las hijas de Consuelo González.
Un acto similar se llevó a cabo en París, donde cientos de velas fueron encendidas el sábado en la explanada de la catedral de Notre Dame en honor a Betancourt y los demás rehenes de las FARC.
Los rehenes a ser liberados integran el grupo de 45 secuestrados que las FARC, que dispone de unos 17 mil miembros, quiere intercambiar por unos 500 guerrilleros presos.
Entre los canjeables figuran la franco-colombiana Betancourt, tres estadounidenses que trabajaban para el departamento de Estado y decenas de policías, militares y políticos.
Piedad Córdoba
senadora colombiana