Venezuela endurece el tono frente a Colombia


Un soldado venezolano en servicio. FOTO LA HORA: AFP

La tensión entre Colombia y Venezuela aumentó en estos dí­as tras la firma de un acuerdo militar entre Bogotá y Washington, momento en que el gobierno de Hugo Chávez avivó sus crí­ticas hacia el paí­s vecino y desplegó 15 mil militares en Estados fronterizos para proteger su territorio.


Para los responsables venezolanos, la concreción de este acuerdo es un peligroso cheque en blanco para Estados Unidos de cara a una mayor intervención en América Latina.

«Al leer el acuerdo, uno no pierde la capacidad de sorprenderse de hasta dónde es capaz de llegar el gobierno de Colombia en la entrega de la soberaní­a (…) para servir de base a una estrategia del Pentágono de los Estados Unidos contra Sudamérica», declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro.

Para expertos consultados, esta crisis, que comenzó con la decisión de Venezuela que congelar sus relaciones con Colombia en julio, es un nuevo capí­tulo más en diez años de relaciones bilaterales «inestables».

«Se inscribe en los altibajos a los que ha estado sometida la relación colombo-venezolana», opinó el analista y ex diplomático Edmundo González Urrutia.

Pero para el analista Carlos Romero, hay en esta crisis elementos novedosos como la «estrecha relación» que inician Estados Unidos y Colombia, el restablecimiento progresivo de la relación entre Colombia y Ecuador, que «ha molestado a Venezuela» y una radicalización de la visión que el gobierno de Chávez tiene del paí­s vecino.

«Cuando el gobierno ve en cada colombiano un enemigo (…) comienza en el fondo una tentación de expansionismo. Chávez no ha podido meter la mano en Colombia, en el sentido de que es un gobierno no afí­n a lo que representa Venezuela», opinó.

Más pesimista, el ex presidente colombiano Ernesto Samper aseguró que los dos paí­ses viven una «situación de preguerra» debido a este acuerdo militar, que dará a Estados Unidos la posibilidad de usar controladamente siete bases colombianas.

«En el fondo son visiones ideológicas antagónicas que responden a los proyectos del presidente Chávez y (del presidente colombiano ílvaro) Uribe», aseguró González Urrutia.

«Y estamos encaprichados en profundizar la diferencia», lamentó Romero.

Pero la solución a esta nueva crisis parece estar lejana y en los últimos dí­as, la tensión en la frontera binacional aumentó.

Por un lado, once personas, nueve de ellas colombianas y según el gobierno venezolano paramilitares, aparecieron asesinadas en el estado venezolano de Táchira (oeste).

«Estas acusaciones de paramilitarismo que se hacen a la ligera vienen a complicar más el ambiente de crecimiento de tensiones», según González.

Por otra parte, dos guardias nacionales venezolanos murieron acribillados el lunes en Táchira, lo cual provocó un cierre provisional de los pasos fronterizos, abundantes registros y confusión en la frontera hasta lograr detener a varios sospechosos.

Paralelamente, el gobierno venezolano aseguró que habí­a detenido a dos funcionarios del organismo de inteligencia colombiano, DAS, con documentos que mostraban la intención de «desestabilizar» Venezuela.

En este contexto inestable, el gobierno venezolano ordenó el despliegue de más de 15.000 militares en los Estados fronterizos con Brasil y Colombia para intensificar su combate contra paramilitares, narcotraficantes y minerí­a ilí­cita.

«Debemos reclamar a los dos gobiernos que pese a estas diferencias puedan llegar a un respeto mutuo y a una cooperación comercial, de seguridad y diplomática», pidió Romero. Desde julio, el comercio bilateral, que en 2008 rondó los 7.000 millones de dólares, se desplomó.

Esta semana, Uribe aseguró jamás se construirá «un muro de Berlí­n» para separar a Colombia y Venezuela y estimó que Bogotá y Caracas «no pueden ser divididas».

«Colombia ya hoy no es un paí­s soberano. La convirtieron en una especie de colonia. El que quiera hablar con el gobierno de Colombia tiene que hablar con la Casa Blanca o el Pentágono», dijo Chávez en estos dí­as.