Una avalancha de reacciones, entre la indignación y el sarcasmo, generó el anuncio del presidente Nicolás Maduro de la creación del viceministerio de la Suprema Felicidad, un organismo coordinador de los programas sociales conocidos como «misiones», establecidos para aliviar la pobreza en Venezuela.
«No han pasado 24 horas desde la creación del «Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo» y ya me siento feliz», ironizó el locutor y humorista venezolano Luis Chátaing a través de la red social de Twitter.
«Sólo espero que un día Maduro lance el viceministerio de la Cerveza para que me hagan feliz a mí y a todos los borrachos», bromeó Víctor Rey, un vendedor ambulante de plátanos.
Rey comentó luego que en principio pensó que «no pasaba de ser una broma» como las muchas que en Internet «se hacen contra Maduro (pero) esta mañana (el viernes) vi que era cierto, creó un ministerio para la Felicidad».
Otros venezolanos reaccionaron con desagrado.
«El ridículo internacional…La Felicidad Suprema del pueblo…que pena con ese señor, no tiene límites», escribió el ex diplomático y presentador de televisión, Leopoldo Castillo en Twitter.
«En vez de un ministerio para la Suprema Felicidad, yo sería muy feliz si voy al mercado y consigo leche, papel (higiénico)… y si no regresara a mi casa con unas pocas cositas y la cartera vacía», dijo a la AP Liliana Alfonzo, una ama de casa de 31 años, quien comentó que se ha convertido en un «vía crucis conseguir los ingredientes de casi cualquier comida».
Maduro dijo en un acto público el jueves por la noche que había «decidido crear el despacho del viceministerio, y lo he llamado así en honor a nuestro comandante (Hugo) Chávez y a Bolívar, el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del pueblo venezolano, de coordinación de las misiones y grandes misiones presidencial que tendrá el objetivo de la suprema felicidad social».
Al frente del nuevo viceministerio —una dependencia del Ministerio del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno— estará el médico pediatra Rafael Ríos, un experto en seguridad social y antiguo aliado oficialista, quien se encargará de informar «en tiempo real de cómo marcha cada misión. Que nos informen dónde está fallando, etc. Estas misiones tenemos que llevarlas hasta el cielo».
Recurriendo a miles de millones de dólares en ingresos petroleros, el difunto presidente Hugo Chávez y ahora Maduro, su sucesor, emprendieron una larga lista de programas sociales o misiones, que ofrecen de todo desde capacitación laboral, viviendas, electrodomésticos y hasta ayuda en efectivo para madres solteras.
Pero sus detractores advierten que esas medidas contra la pobreza no necesariamente derivarán en soluciones a largo plazo. La coalición opositora venezolana Mesa de la Unidad Democrática ha dicho que con las misiones el oficialismo fundamentalmente busca es mantener adeptos sin ofrecer soluciones sólidas contra la pobreza.