El «Che» Guevara tomó mate allí. El poeta chileno Pablo Neruda fue visitante asiduo. Peronistas y antiperonistas se dieron cita en sus salas en los candentes años 50. La poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou, «Juana de América», paseó su figura y su vida de tragedia por sus habitaciones.


«La Azotea», una de las más emblemáticas residencias del balneario uruguayo de Punta del Este, pasó el viernes a manos del Banco República por 1,5 millón de dólares.
En la casa construida a fines de los años 40 que perteneció a Eduardo Víctor Haedo, una de las figuras de relieve del Partido Nacional, se establecerá una fundación de la institución bancaria.
En 1961 Ernesto Guevara, el triunfante guerrillero de la Revolución Cubana, viajó a Punta del Este para una reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) en su calidad de ministro de Industrias y presidente del Banco Central cubano. Haedo, con su fino olfato político, lo invitó a «La Azotea» a tomar mate, una clásica infusión del cono sur americano.
Según Alejandro Irastorza Mautone, director del Banco República, «entre mate y mate (Haedo y Guevara) buscaban encontrar una salida diplomática a una situación política internacional que se complicaba día a día». Esas conversaciones con el «Che» generaron tormentas políticas en Uruguay donde, recordó Irastorza, se pretendió hacer hasta «un desagravio al mate».
El guerrillero argentino cubano viajó poco después a una reunión secreta con Arturo Frondizi, entonces presidente de Argentina, derrocado al año siguiente. La entrevista con Guevara habría sido uno de los detonantes del golpe militar.
«Es imposible contar las innumerables anécdotas e historias que se sucedieron en esta casa. Solo permítanme recordar que aquí encontraron abrigo y protección el poeta andaluz Rafael Alberti y su mujer María Teresa León. Que aquí también halló consuelo y afecto el ex presidente argentino Arturo Frondizi… Que por este parque caminó varias veces Juana de Ibarbourou buscando apoyo y sosiego a su atribulado espíritu», dijo Irastorza al suscribir los compromisos de compra de «La Azotea» en una ceremonia bajo un sol abrasador de verano en el principal balneario uruguayo, atiborrado de turistas.
Entre los nobles visitantes el banquero también mencionó a Neruda, que «estuvo muchas veces y dejó sus versos de puño y letra en el libro de visitas».
Las memorias de «La Azotea» fue reflejada en el libro «Al este de la historia» del periodista y escritor uruguayo Diego Fischer, quien cedió parte de esos escritos a The Associated Press.
«En esos almuerzos, muchos de los cuales pasaron a la historia, Haedo hizo milagros. Con su magistral habilidad política sentó en la mesa de ‘La Azotea’ en enero de 1956, pocos meses después de la Revolución Libertadora que derrocó a Juan Domingo Perón, a peronistas fanáticos y antiperonistas furibundos», recordó Fischer.
En Argentina había una feroz persecución a los peronistas, «y el Uruguay democrático y liberal daba refugio entonces a los partidarios del ex presidente derrocado y exiliado. Así como años antes lo había hecho con cientos de opositores al régimen de Perón», agregó.
A partir de ahora «La Azotea» tendrá destinos menos agitados.