El avión presidencial panameño, que tiene 40 años en servicio, será vendido próximamente en un acto público por ser antiguo y peligroso, y porque su mantenimiento es muy costoso, informó el Gobierno. Un llamativo rótulo de «se vende» decora desde ayer el aparato Gulfstream II, construido en 1969, durante el régimen del general Omar Torrijos (1968-1981).
Esta aeronave consume 2, mil litros de combustible y gasta más de 10 mil dólares por cada hora de vuelo, monto que el gobierno de Ricardo Martinelli considera «costoso», pero también otras razones motivan su venta.
«Lo más importante es que podría repetirse un caso tan lamentable como el ocurrido con el helicóptero SAN-100, en el que personas inocentes perdieron la vida» en mayo de 2008, señaló el director de la Autoridad de Aeronáutica Civil, Rafael Bárcenas, en relación al accidente en que perecieron 11 personas, entre ellos el jefe de la policía chilena, en mayo de 2008.
«En esa carcacha vieja nadie se va a montar porque es un peligro. Nosotros nos vamos en nuestros aviones privados porque un país como éste no puede tener un avión así», afirmó Martinelli el lunes al partir a Nueva York para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Martinelli ha decidido adquirir un nuevo avión presidencial, que según los medios, costaría unos 17 millones de dólares.