«El amor hace la vida, la amistad hace la luz y la fe hace la salvación».
Zenaida Bacardí de Argamasilla
cnavasdangel@yahoo.es
Mis ánimos andan volando bajo, no, ni eso, se arrastran por el suelo, se raspan con el asfalto, banquetean, se pinchan, se derraman.
Sí, ya sé que más de alguno me dirá que qué le importa, que debo fijar mis comentarios en la realidad nacional, la estafa millonaria al Congreso, la «renuncia» de algunos funcionarios y áreas públicas, los atascos y manifestaciones, el clima y todo lo que ocasiona, erosiona más bien en este país tan castigado por la naturaleza, que el maíz reporta pérdidas o que la bandera ondea en Pekín.
Pero no me importa. Me da lo mismo, hoy, ayer y espero que nada más, mi interés no toca Gobierno, ni economía, hoy no me interesa si la gasolina subió cinco centavos, me afecta sí, igual que a todos, pero no me hace rabiar, no en este instante. No me importa si Colom inauguró un nuevo puente o un chorro, si decomisaron loros en Petén, si Claro trae el nuevo iPhone 3G, si entregan trasferencias condicionadas en otro municipio. No me interesa la conversación del pasillo, ni me apetecen los nuevos pasteles de Nutella y chocolate de la pastelería de la esquina.
Hoy tengo ganas de llorar, tengo miedo, me siento impotente y a la vez furiosa. Hoy sólo quiero dejar de pensar, esperar que llegue la calma, sentir que lo que hoy me asusta es una pesadilla, un mal sueño.
Hoy necesito recuperar la fe, creer que lo que pido es escuchado, ser otra vez esa persona optimista, segura y convencida. Hoy sólo quiero que ese amigo al que quiero tanto se recupere, sonría de nuevo y esté ahí, igual como siempre, amigo, solidario, soñador.
Sé que va a ser así, tenés mucho porque levantarte, porque luchar, porque vivir.