La conocida «Venus del espejo», de Velázquez, que se encuentra habitualmente en la National Gallery de Londres, se podrá contemplar desde el martes en el museo del Prado en el marco de una exposición dedicada a las obras mitológicas e históricas del maestro español.
La Venus es quizá la obra más destacada de «Fábulas de Velázquez. Mitología e historia sagrada del Siglo de Oro». «Es casi un mito nacional desde que salió de España en el siglo XIX», estimó Javier Portús, comisario de la exposición.
Con esta muestra se pretende «poner el foco en el 15% de la producción» del pintor, ya que el resto son sobre todo retratos, explicó Gabriele Finaldi, director adjunto del museo.
«Fue uno de los pintores españoles que se acercó con más frecuencia al tema mitológico», «lo que nos habla de su singularidad» frente a sus contemporáneos españoles, que apenas trataron ese tema, y «nos obliga a situar a Velázquez en un contexto internacional», explicó Javier Portús.
Velázquez «sólo se entiende en relación con la pintura europea internacional, la tradición veneciana, Rubens y otros pintores flamencos, y ésta es una de las lecciones que se puede aprender a través de sus pintura mitológica», añadió.
En el siglo XVII de Velázquez, la pintura de historia y la mitológica «se consideraba el tema al que los pintores que aspiraban a ser importantes se debían dedicar», ya que podían demostrar mejor sus capacidades a través de la interpretación de las historias, continuó.
La exposición muestra 28 obras velazqueñas comparadas con otras 24 telas de otros artistas inmediatamente anteriores o de la época como los italianos Tiziano y Caravaggio, el flamenco Rubens, el francés Poussin, y los españoles el Greco, Ribera y Zurbarán, entre otros.
«Los borrachos», primera obra mitológica del sevillano que aúna el claroscuro con el color, se muestra junto a la «Bacanal» de Poussin, el «Joven con Fruta» de Caravaggio y «Demócrito» de Ribera.
Y la Venus se compara a las «Tres gracias» de Rubens.
La muestra hace estas comparaciones recorriendo todas las etapas del pintor, desde el tenebrismo de sus comienzos sevillanos y las pinturas religiosas hasta su viaje a Roma y el descubrimiento del mundo clásico y los retratos en la corte de Felipe IV, donde estalla el color.
La importancia de la «Venus del espejo» en la obra de Velázquez radica en que se considera el primer desnudo integral de la pintura española y el único desnudo femenino del autor –que pintó otros tres– que ha pervivido.
Basado en las tradiciones veneciana y flamenca, se distingue de ellas en que no opta por un físico opulento sino más refinado.
La nota personal la pone mostrando a la mujer de espalda y mostrando en el espejo un rostro desdibujado, jugando con la paradoja y la ambigí¼edad al igual que en gran parte de sus obras.
La realización del cuadro es «perfectamente entendible», ya que «las colecciones más importantes de desnudo que había en Europa estaban en España» y el rey Felipe IV «fue el mayor coleccionista de desnudos, sobre todo de Tiziano y Rubens», explicó Portús.
Junto a la Venus, la National Gallery de Londres también prestó hasta el 24 de febrero «Cristo en casa de Marta y María», la «Inmaculada Concepción» y «San Juan Evangalista»; «La cena en Emaús» viene de Dublín, «San Juan Bautista» del Art Institute of Chicago y «Sibila», del Meadows Museum de Dallas.