Veinte años de plan de paz


í“scar Arias, presidente de Costa Rica, recibió el premio Nobel de la Paz gracias a su destacada labor en los Acuerdos de Esquipulas.

Los jefes de Estado celebrarán un aniversario más de un plan de paz que permitió iniciar el fin de los sangrientos conflictos bélicos en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, que dejaron más de 300.000 muertos.


El plan de paz, que lleva el nombre de la ciudad guatemalteca de Esquipulas, pues ahí­ se realizó la primera reunión en 1986, tení­a tres componentes: fin de las guerras, democracia (elecciones) y desarrollo.

«Los dos primeros componentes se cumplieron, se silenciaron los fusiles y comenzaron los procesos electorales con cierto grado de limpieza, pero el tercero, el desarrollo, quedó subsumido», declaró a la AFP el analista costarricense Luis Guillermo Solí­s.

Tras la firma del Plan de Paz, que le permitió al presidente costarricense, Oscar Arias, obtener en 1987, durante su primer gobierno, el Premio Nobel de la Paz, se puso fin a la guerra en Nicaragua en 1989, luego en El Salvador en enero de 1992 y finalmente en Guatemala en diciembre de 1996.

«El plan de paz permitió el fin de la guerra y permitió algunos avances de carácter polí­tico, pero lamentablemente aún quedan pendientes las causas generadoras de la guerra, que están fundamentalmente en el campo económico y social», declaró por su parte el analista salvadoreño Sebastián Baquerano, quien reside en Costa Rica.

Baquerano recordó que en el caso salvadoreño, pero también en el de Guatemala y Nicaragua, importantes segmentos de la población son expulsados, principalmente hacia Estados Unidos.

«En El Salvador cerca del 20% de su población (2,5 millones inmigrantes) vive en Estados Unidos, y con las remesas que enví­an virtualmente mantienen al paí­s y garantizan que el sistema no se desmorone en medio de la pobreza», señaló Baquerano.

Asimismo, señaló que ahora se libra «otra guerra (…), la guerra de las maras –pandillas–, integradas por decenas de miles de delincuentes, maleantes y jóvenes excluidos».

Según Baquerano, las élites económicas y polí­ticas de Centroamérica no se han percatado de la gravedad de la situación social, que podrí­a llevar en el futuro a la inviabilidad del sistema capitalista.

Por su parte, Solí­s dijo que no hay que perder de vista que el Plan de Paz Esquipulas II tení­a como principal propósito silenciar los fusiles y establecer un sistema democrático, pero no representaba en sí­ mismo un plan de desarrollo para combatir la pobreza y la desigualdad.