Las explosiones de un coche-bomba en una parada de autobús de la capital Bagdad y de una bomba al paso de la caravana de un director universitario en otra ciudad de Irak causaron hoy al menos siete muertos y 17 heridos, informó la policía sin mencionar de inmediato a los posibles responsables.
El automóvil con explosivos fue detonado cerca de la parada en el barrio de Hurriya, habitado en su mayoría por chiíes, cuando la gente se congregaba para trasladarse a varias partes de Bagdad. El atentado dejó cinco muertos y 15 lesionados, dijeron funcionarios policiales.
Los nuevos episodios de violencia ocurrieron en medio de una oleada de inconformidad entre la mayoría suní que se considera discriminada por el gobierno, encabezado por la secta minoritaria chií. Hubo varias protestas en zonas suníes de la provincia de Anbar y otras partes del país para repudiar las detenciones de guardaespaldas asignados al ministro de Finanzas, Rafia al-Issawi, uno de los funcionarios suníes más prominentes en el gobierno central.
Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad de los ataques. De manera general, los atentados contra los chiíes son obra de extremistas suníes.
Varios minibuses y automóviles fueron dañados o quemados en el ataque en Hurriya. Un fotógrafo de Associated Press en el lugar vio daños en casas cercanas al punto de la explosión.
En el otro ataque, una bomba fue activada al paso de la caravana del director de la Universidad de Diyala, Fadhil al-Dulaimi, cuando se dirigía a su oficina en la ciudad de Bakuba. Dos guardaespaldas murieron y otros dos resultaron heridos. Un funcionario policial de la región afirmó que al-Dulaimi salió ileso del atentado en esa localidad, a unos 60 kilómetros (35 millas) al noreste de Bagdad.
Varios médicos de un hospital cercano confirmaron la cifra de los muertos y heridos.
Todas las fuentes hicieron las declaraciones a condición del anonimato debido a que no estaban autorizados para hablar de los casos con los medios de comunicación.