El polémico escritor colombiano Fernando Vallejo, autor de obras como «La Puta de Babilonia», arremetió ayer contra la Iglesia Católica a la que llamó «hipócrita» y la acusó de «genocida», al regresar a su país natal donde participó en el «Hay Festival» de las artes.
«La Iglesia Católica nos puso la venda de la moral a todos al momento de nacer. Yo logré quitármela y por eso denuncio todo la hipocresía que la rodea. Detrás de las grandes masacres de la historia de la humanidad están los papas y demás jerarcas de la Iglesia», señaló Vallejo.
El escritor, que regresó a este balneario del Caribe después de 37 años, disertó la noche del sábado sobre «Los crímenes del cristianismo», en una conferencia que produjo polémica e hizo que no pocos asistentes al Teatro Heredia se levantaran y marcharan del lugar, como protesta a lo dicho.
Según Vallejo, el criticar a la Iglesia Católica y a sus jerarcas le ha llevado a investigar a profundidad la historia donde, dijo, «he encontrado que a los seres más extravagantes, patéticos, llenos de defectos y macabros los nombran sumos pontífices».
«Miren al llamado Juan Pablo II, nos pidió perdón por los crímenes de su Iglesia pero él mismo no fue capaz de explicar por qué la Iglesia que representa siempre fue complaciente con el régimen Nazi y vivió feliz con las limosnas que los genocidas alemanes seguían donando», puntualizó.
Vallejo, quien se nacionalizó mexicano, renegó recientemente de su condición de colombiano alegando sentirse avergonzado, además, del presidente ílvaro Uribe, a quien calificó como «cómplice» de los paramilitares, «hombrecito sinvergí¼enza» y «teólogo en permanente reelección».
Vallejo, de 65 años, es conocido por su ácida crítica que frecuentemente se expresa en diatribas contra los políticos colombianos, la Iglesia Católica y su colega, el Nobel colombiano de literatura Gabriel García Márquez.
Defensor de los derechos de los animales, el autor cuestiona abiertamente la literatura de «divulgación científica», y los 100 mil dólares que obtuvo por el Rómulo Gallego los destinó a una fundación que asiste a perros y gatos callejeros en Caracas.