¿Valdrí­a la Pena?


Yo escribí­ un libro titulado ¿Valdrí­a la Pena? que se refiere que el haber luchado para defender la soberaní­a y la integridad del territorio nacional, ha sido doloroso para el Ejército de Guatemala, pues después de haber cumplido la misión encomendada al derrotar a las huestes castristas, que luchaban por destruir la seudodemocracia en que vivimos, el pago ha sido el enjuiciamiento de los oficiales y de sus más altos dirigentes.

Guillermo Castañeda Lee, CUI 1996 53836 1905

La respuesta unánime de los combatientes sobrevivientes es que a pesar de todo el vilipendio de que hemos sido objeto, si valió la pena, no tanto por la preservación de este sistema, sino porque cumplimos la misión que nos fuera encomendada.

También explico que con este triunfo, se preservaron las libertades de cátedra, de expresión, de locomoción, de búsqueda de mejores salarios y de cualquier actividad humana, pero pareciera que esto no es lo que busca la sociedad, pues añoran regí­menes que conculcan todas estas libertades.

También he escrito ¿Valdrí­a la Pena II? donde hablo de la trama de la Iglesia Católica y de la guerrilla con el famoso REMHI, donde asesinaron a Gerardi para promocionar ese documento.

A pesar de haber escrito sobre todo lo que se pudo haber perdido, a veces me pregunto que si no es mejor vivir embrutecidos como animales, donde ya se sabe quiénes son los candidatos únicos que irán en las boletas electorales, quiénes serán los dirigentes, quiénes los subordinados, quiénes serán médicos, quiénes deportistas, quiénes maestros, quiénes agricultores, quiénes del partido, quiénes del Ejército, quiénes los periodistas, etc…

Pero sobre todo ya se sabrá cuál será su salario, a que ví­veres tendrá derecho, a cuántos pares de zapatos, jabones, cepillos y pastas de dientes, más los $30 mensuales o sea Q240 para los que tengan empleo.

Allí­ no existen huelgas, no existen bloqueos, no existen protestas contra el gobierno, no se pide que se nacionalice algo, pues sólo el gobierno puede decidir eso y ya la mayorí­a es del Estado, no existen mitines y 6 meses de propaganda en radio y televisión por parte de los candidatos, etc.

Es una vida apacible, sin sobresaltos, sin ambiciones pues todos supuestamente ganan igual, donde sólo existe una gran manifestación anual que es el 1 de mayo, donde los trabajadores se reúnen para conmemorar y agradecer el trabajo.

Allí­ abogados, maestros, doctores, policí­as, Ejército, tenderos, etc. todos contentos con su tarjeta y con sus $30 mensuales, que tienen libertad de tener televisión, celular, computadora, pero el único problema es que con ese salario nadie lo puede comprar, o sea que nadie envidia a nadie, pues nadie tiene.

Qué vida. ¿Valdrí­a la Pena? haber luchado en lugar de haber negociado, que en lugar de llamarse Ejército de Guatemala, se llamarí­a ejército revolucionario, pero con los $30 y su tarjeta mensual de comida segura al igual que todos los profesionales, los maestros, los agricultores, etc.

Los que han sido perseguidos por el sistema actual, han de ser los que se preguntan que hubiera sido mejor, la cárcel o las prebendas de la tarjeta y el sueldo mensual. Los perseguidores y enjuiciadores, también felices con las mismas prebendas que los militares.