Ahora con la condena dictada en contra del Coronel Marco Antonio Sánchez Samayoa, debiera de haber un momento de análisis y reflexión para todos los oficiales combatientes durante el conflicto armado, a quienes les dieron la tarea de mantener la institucionalidad del país, para que evitaran que Guatemala se convirtiera en un estado totalitario.
¿Será que valió la pena? pues aunque una mayoría de guatemaltecos se alegran de no haber caído en un sistema de esa naturaleza, porque les gusta vivir en libertad, no tienen una voz de aliento para los que ahora son perseguidos y vilipendiados, porque pelearon creyendo que defendían las libertades de los guatemaltecos. Sin embargo las minorías, no se si porque añoran vivir en un estado totalitario, gozan con el castigo publicitario y la saña del sistema contra estos combatientes, que en muchos casos perdieron todo, por estar enfrascados en una lucha donde al ganador, el sistema lo declara proscripto y perdedor.
Es momento de reflexión porque vienen momentos difíciles, talvez más difíciles que los que representaban las corrientes totalitarias, ya que viene una amalgama de maras y crimen organizado que su meta será poner de rodillas a la población. Cuando la situación la consideren los gobiernos perdida y los sistemas legales fracasados igual como sucedió en el caso anterior, entonces mandan al Ejército con una misión, restablecer el orden legal del país.
La pregunta que se deben hacer a los que les den esa orden, que serán los oficiales jóvenes de hoy, es si valdrá la pena rescatar ese orden legal, pues se está viendo que ya restablecido el orden, el mismo sistema se encargará de juzgarlos si resultan los vencedores, por jueces que se dejan influenciar por grupos de embajadores o declaraciones sin fundamento, sobre todo esa declaración de que «el Comandante está enterado de todo lo que pasa», que en determinadas situaciones puede ser pura teoría, pues que subalterno se confiesa que cometió un acto ilegal. Si eso de que el comandante está enterado fuera cierto, también hay que juzgar a los ex presidentes, pues ellos son Comandante General del Ejército. Se juzga a Ríos Montt, pero no por ex presidente sino por militar, pues igual se tendría que juzgar a Cerezo, a Serrano, a Arzú, etc.
Igual caso podría ser el del jefe de la policía Porfirio Pérez Paniagua, que el señor Gándara era su jefe y el jefe de éste era Colom, que sería el mismo principio de mando.
Como principio de autodeterminación de los pueblos, el gobierno de Guatemala debiera de haber pedido a los embajadores que no intervinieran en asuntos internos del país, pero si nos remontamos a unos meses atrás, vemos que es el propio Gobierno de los principales impulsores al presionar porque se dieran los planes militares a gobiernos extranjeros. Antes eso se llamaba traición a la patria, hoy se le llama acto de justicia.
Así que mucha deliberación y mucho pensamiento, señores oficiales jóvenes, que los pueden usar para combatir esos grupos de maleantes y cuando ya se haya restablecido el orden, a más de alguno le tocará la suerte del Coronel Marco Antonio Sánchez Samayoa.
Gracias Coronel por haber ayudado a mantener nuestras libertades durante los altos cargos que desempeñó en el Ejército de Guatemala. Esperamos que la historia si les haga justicia.