Tras veinte años de paréntesis teatral, Vaclav Havel publica esta semana su nueva obra, libremente inspirada en «El rey Lear» de Shakespeare y «El jardín de los cerezos» de Chéjov, que se anuncia como el gran acontecimiento de la temporada en Praga.
La puesta en escena de «Odchazeni» («La marcha») se está preparando en el teatro «Na Vinohradech» después de un desacuerdo muy mediático con el prestigioso Teatro Nacional sobre el reparto.
El estreno está previsto en junio con Dagmar, la esposa del autor, como protagonista femenina y Jan Triska, viejo amigo de Havel, como protagonista masculino.
Sin esperar, la crítica se muestra más bien laudatoria con el texto, como el diario Dnes, que estima inevitable «constatar que este libreto grotesco lleno de ingenio e ironía sobre los mecanismos del poder es una buena obra».
Presentado en noviembre, el opúsculo llegó esta semana a las librerías en medio de una gran expectación: el autor que se dio a conocer en los años sesenta con sus textos mezcla de teatro del absurdo y herencia kafkiana, se había dejado aspirar desde hace años por sus actividades políticas, primero como disidente perseguido por el poder comunista y luego como presidente de su país (1989 a 2003).
La obra presenta a «alguien que ocupa un alto cargo, debe dejarlo y se le hunde el mundo», tal como explicó el propio Vaclav Havel al presentarlo en un café de Praga.
«Para alguien que fue presidente durante trece años hasta la expiración de su mandato, el título puede hacer creer que la inspiración viene de su propia marcha», reconoce con una sonrisita este hombre de 71 años de edad y físico frágil.
Pero asegura que «empecé a escribirla en los años ochenta, mucho antes de la revolución (de 1989) y mucho antes de la presidencia».
«En aquella época, había terminado dos tercios del manuscrito antes de dejarlo correr. Luego, hacia el final de mi presidencia, empecé a retomar poco a poco este tema en mi cabeza», cuenta, y al final aprovechó unos meses de residencia en Estados Unidos para terminar la obra y concluir su autobiografía «A decir verdad», publicada en varios idiomas.
Más que su propia existencia, «La marcha» evoca, según él, el itinerario de ciertos «apparatchiks» comunistas reformistas que, apartados sin piedad de sus puestos prestigiosos y privados de sus prebendas tras la ocupación soviética en 1968, se incorporaron a las filas de la disidencia.
Algunos críticos, como el de Dnes, señalan sin embargo que el conflicto entre el principal personaje, el canciller saliente Vilem Rieger, un intelectual indeciso, y su implacable sucesor Vlastik Klein, recuerda la larga rivalidad entre Havel y su ex primer ministro liberal Vaclav Klaus, que lo sucedió como presidente en el Castillo de Praga.
«Â¿Una obra como testamento político? Por suerte, no es tan sencillo», contesta el diario Hospodarske Noviny.
El propio Vaclav Havel asegura que asimilarlo al canciller Rieger supone tanta «especulación» como preguntarse «si existe Vaclav Klaus o no».
Para él, «no es una obra escrita únicamente para el público checo» y «en Islandia o las Filipinas nadie perderá el tiempo con este tipo de especulaciones».
Aunque admite que «su periodo presidencial le aportó, aquí y allá, cierta inspiración», prefiere evocar la filiación de «Odchazeni» con William Shakespeare (1564-1616) y Antón Chéjov (1860-1904).
«Lear es un soberano que pierde su poder y el mundo se le hunde. En mi obra también, la corte del protagonista se desintegra y aparecen, como en todas partes, los arquetipos del traidor y del adulador», subraya Vaclav Havel. Y como en «El jardín de los cerezos», la familia abandona su casa contra su propia voluntad.
En espera del estreno, el autor ya ha vuelto a su mesa de trabajo para preparar un nuevo texto.