Utopías


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La noción de la utopía hace referencia a la imaginación de un mundo diferente, idealizado y alterno al existente. Tomás Moro acuñó esta palabra, asignándosela a una isla, que de manera literal significa “no lugar” por lo que otorga una localización inexistente o imposible de encontrar. Se ha considerado utópico lo que además de perfecto y modelo a seguir es imposible de encontrar o construir.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi


Entre las definiciones en diccionario, utopía se conceptualiza de la siguiente manera: Plan ideal de gobierno en que todo está perfectamente determinado.  Fig. Plan o sistema ideal, pero irrealizable.

De la utopía se han descrito diferentes funciones: Función Orientadora. Aunque se observa como un sueño inalcanzable puede señalar la dirección que deben tomar las reformas políticas en un Estado concreto.  Función Valorativa. En ella se reflejan los sueños e inquietudes de la sociedad, por ello permiten reconocer los valores fundamentales de una comunidad en un momento histórico y los obstáculos que se encuentran para la realización de estos sueños. Por lo que se expresa que las utopías no sirven tanto para construir mundos ideales como para comprender mejor el mundo en que se vive. Función Crítica. Al comparar el Estado ideal con el real, surgen las limitaciones en este último y se observa lo que aún resta por alcanzar.  Función Esperanzadora.  Se dice que para algunos filósofos el ser humano es un ser utópico por su necesidad de imaginar mundos mejores, poder actuar en dirección a estos deseos.  La esperanza se entreteje en base de lo anterior.  Por muy difíciles y desoladoras que sean las circunstancias en su existencia, siempre es posible imaginar y construir algo mejor.

Otra de las funciones de la utopía podrá ser la de hacernos caminar.  El autor Eduardo Galeano, la describe en su poema: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

José Saramago consideraba que la palabra utopía trae consigo muchos más daños que beneficios.  E hizo el siguiente planteamiento «¿Qué sociedad queremos? Nada más fácil. Queremos una sociedad feliz. Y si se trata de una sociedad que no ha existido nunca, ni existirá jamás. Entramos entonces en el territorio de la utopía y queremos una sociedad utópica».  «Una utopía, en términos prácticos, quiere decir que necesito unas cuantas cosas que hoy no tengo,  ni puedo tener”.

El escritor Mario Benedetti nos escribe el poema Utopías (del cual expongo algunos fragmentos, en éste el autor materializa su utopía): “Cómo voy a creer/dijo el fulano que el mundo se quedó sin utopías/ Como voy a creer que la esperanza es un olvido o que el placer una tristeza/cómo voy a creer/dijo el fulano que el universo es una ruina/ aunque lo sea/o que la muerte es el silencio aunque lo sea… Cómo voy a creer/dijo el fulano que la utopía ya no existe si vos/ mengana dulce osada/ eterna/ si vos/ sos mi utopía.

Considero que toda persona necesita soñar, la vida en muchas ocasiones se origina en los sueños, que los sueños  pueden construir realidades, pero también, los sueños pueden desvanecerse en el olvido.  Pero que al fin de cuentas nos proporcionan esperanza e ilusiones y dan sentido a nuestra existencia.  Este es mi comentario personal acerca del tema desarrollado, pero sin lugar a duda todos podremos tener distintas opiniones.

He publicado un libro «El perdón y la salud» que se encuentra a la venta en librerías: Artemis y Edinter, Sophos.