Para qué lo voy a negar. Los gringos republicanos neonazis me caen mal, pero muy mal. Me cae mal esa chaparra regordeta, con el pelo corto y aires de autosuficiencia que es la Gobernadora de Arizona y me caen mal también los senadores que votaron por estigmatizar y humillar a los migrantes de varios países, pero especialmente a los guatemaltecos, la mayoría indígenas que estando tan apegados a sus tierras y a sus costumbres lo dejan todo para buscar un empleo denigrante que les representa un mal salario que envían a sus familiares que aquí quedaron, aguantándose el dolor de su partida.
 Y en parte es nuestra culpa, porque los migrantes se van a ese altanero país del Norte, al que juré hace más de 10 años que nunca retornaría porque debido a mi discapacidad en una pierna, en un aeropuerto me hicieron quitarme los zapatos ortopédicos sin los cuales me duele mucho el caminar, porque estos compatriotas huyen de la pobreza, porque el 2 por ciento de nuestros millonarios poseen la mayor cantidad de tierras explotables en el país, porque nadie paga el salario mínimo del campo, por la falta de un empleo que les permita sobrevivir, por la porquería de gobiernos que jamás han atendido los problemas de salud, educación y alimentación mínimos, incluyendo el actual que cree que con darle a algunos desayunos de un quetzal y almuerzos de tres quetzales y regalándoles a poquísimas personas Q.300.00 mensuales y robándose la mayoría, van a combatir la pobreza, por la violencia que sufrimos… por eso se van.
Y son víctimas de grupos xenofóbicos que los odian, los humillan, los insultan como hacen con los afroamericanos y como hicieron cuando exterminaron a los indígenas de ese país y los pocos que quedan los mantienen en «reservaciones». Igualitos a Hitler en sus mejores épocas. Pero los gringos neonazis (porque no son todos), se amparan en que son el «país más poderoso del mundo» y nadie les dice nada aunque van a morir con la idea equivocada porque si de poderosos hablamos, vean de nuevo a Rusia o si quieren a China Popular con su «pequeño ejército» de más de un millón de hombres, armas superiores a las gringas y para terminarla de amolar, la única economía que sigue creciendo en las peores crisis.
Lo que Arizona está haciendo con los chapines y demás latinoamericanos es lo mismo de toda la vida, se ensañan con los débiles como la invasión a Panamá, a Granada, a República Dominicana y a otras naciones pequeñas. ¿Por qué no invaden China Popular, pues, muchá? ¿O por qué no lo hacen siquiera con Irán?
 Antes de escribir esta columna veo un noticiero de televisión y observo cómo de un avión bajan a 130 guatemaltecos, incluyendo un supuesto asesino, que fueron expulsados por indocumentados.
Nuestros paisanos sufren porque lamentablemente les pagan dólares que aquí se convierten en la supervivencia de sus seres queridos, mientras en los Estados Unidos también hay otros que sufren, los familiares que se quedaron allá y los patronos explotadores que saben que un gringo no aceptará el miserable pago que les dan a los nuestros, ni los trabajos denigrantes a los que los obligan.
Por supuesto que nuestro canciller, uno de los inamovibles del gobierno de Colom, ya mostró su profunda preocupación, mientras sonriente y muy elegante se prepara para su próximo viaje en tanto Colom, dijo que trata de unir al país, en su último show de Platicando con la Gente.
Cómo, me pregunto, a quien la Constitución asigna como la persona que representa la unidad nacional, dice que «trabaja todos los días por la unidad pero….» y allí se cortó porque me imagino, por la cara que tenía, iba a decir alguna cosa relacionada con que aquí todos somos una… partida de ingratos.
 Estas breves observaciones son solo para asegurarles que tal como lo dicen las mismas agrupaciones de migrantes, este gobierno no ha hecho, ni hará nada por ellos, lo cual no quiere decir que repita con toda la educación del caso que estos gringos nenonazis me caen como patada en el… corazón.