Definiendo la terminología. El uso de una droga se entiende por el consumo de esta sin que produzca consecuencias negativas en la persona. El abuso existe cuando se ha continuado el uso de una sustancia a pesar de las malas consecuencias derivadas de ello. La dependencia surge con el uso excesivo de una sustancia que genera consecuencias negativas. También puede ocurrir con el uso continuo e intermitente, o un alto consumo sólo los fines de semana.

Con la dependencia a una sustancia. La prioridad máxima del individuo se centra en el hecho de consumirla. El deseo intenso de consumir sustancias que ejercen efecto psicoactivo (alteran el sistema nervioso central), tanto las legales como las ilegales. Es aquí en donde observamos el fenómeno de abstinencia. Síntomas físicos, psicológicos, cognitivos, afectivos y conductuales ante el cese de la ingesta de una droga.

Según el CIE-10 (OMS, 1992), para diagnosticar dependencia de una droga, se debe considerar: a) la evidencia subjetiva de compulsión para la utilización de la sustancia durante los intentos de abandono de su consumo, b) el deseo de dejar de consumir; c) un hábito de consumo de drogas relativamente estereotipado; d) evidencia de los fenómenos de neuroadaptación como la tolerancia (el individuo necesita cantidades mayores de la sustancia para obtener el efecto deseado) o la dependencia; e) si hay consumo de drogas con la finalidad de aliviar o evitar los síntomas de abstinencia; f) el predominio de conductas de búsqueda de droga en decremento de otras prioridades importantes en la vida del individuo; y g) un rápido resurgimiento de la dependencia después de un período de abstinencia.

Los criterios del ICE-10 sugieren la existencia de dependencia física, psicológica y social en una persona, pero no como elementos separados sino complementarios y entrelazados. Así, tendríamos los factores físicos (tolerancia, neuroadaptación y abstinencia), los psicológicos (aprendizaje y características personales) y los sociales (grupo de afinidad, cultura de grupo y medio ambiente).

El potencial adictivo de una droga (Medina-Mora, 1994). La propensión que tiene una sustancia de producir dependencia en aquellos que la usan. Ej. La meperidina utilizada para dolores intensos y es conocido su alto potencial adictivo.

La intoxicación es un estado transitorio que sigue a la ingestión o asimilación de sustancias psicoactivas o del alcohol, en el que se producen alteraciones del nivel de conciencia, de la cognición, de la percepción, del estado afectivo, del comportamiento o de otras funciones y respuestas biológicas y psicológicas.

Una persona no comienza a consumir hoy una droga y mañana tiene una dependencia de la misma. El proceso es más lento. Existe una predisposición, una fase de conocimiento, una fase de experimentación e inicio al consumo de sustancias, la fase de consolidación, pasando del uso al abuso y a la dependencia, la fase de abandono o mantenimiento y la fase de recaída.

El consumo de sustancias puede conducir a las personas al deterioro en su salud física y mental. A la vulnerabilidad de contraer enfermedades infecto-contagiosas como son la hepatitis, tuberculosis y el VIH o Sida. Además de afectar su esfera familiar, social, laboral. (Fuente: Elisardo Becoña Iglesias. Bases Científicas de la Prevención de las drogodependencias. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Madrid, 2005).