Uruguay: una murga desde la izquierda


«Defender la alegrí­a como un derecho (…) del azar y también de la alegrí­a.»

Mario Benedetti

Meritorio triunfo en Uruguay: el binomio presidencial de la coalición oficialista y de izquierda, Frente Amplio, lideRado por el ex guerrillero tupamaru, José Mujica, obtuvo el 47.79 por ciento de los votos emitidos; mientras, el candidato del opositor derechista Partido Nacional, el ex presidente Luis Lacalle, consiguió el 28.53 por ciento de los sufragios. Además, el Frente Amplio se aseguró una mayorí­a parlamentaria, tanto en el Senado como en el Congreso.

Ricardo Ernesto Marroquí­n
ricardomarroquin@gmail.com

Prácticamente Mujica tiene el triunfo asegurado para la segunda vuelta electoral que se realizará el próximo 29 de noviembre. A pesar del apoyo que desde la noche del domingo pasado le prometió el candidato presidencial del Partido Colorado, José Bordaberry, a Lacalle, a la derecha uruguaya -heredera de la dictadura militar-, no le alcanzarán los votos para asegurarse el retorno al gobierno.

La mayorí­a del electorado uruguayo lo ha elegido así­: prefiere entonar un candombe y una murga desde el corazón, desde la izquierda, a confiar nuevamente en quienes defienden y justifican los gobiernos militares de las décadas de 1970 y 1980 y todas sus atrocidades, la represión en contra de la población que dejó cientos de torturados, muertos y desaparecidos, y la implementación de polí­ticas neoliberales -ya con los gobiernos demócratas conformados por los partidos tradicionales-, que únicamente benefician a una minorí­a de la población.

Al votar por el Frente Amplio, el electorado uruguayo «ha dicho no al elogio de la muerte y del dinero», como señaló uno de sus compatriotas, el escritor y periodista Eduardo Galeano: «Nosotros decimos no a la mentira. La cultura dominante, que los grandes medios de comunicación irradian en escala universal, nos invita a confundir el mundo con un supermercado o una pista de carreras, donde el prójimo puede ser una mercancí­a o un competidor, pero jamás un hermano.»

«Diciendo no -añade Galeano-, a las dictaduras, y no a las dictaduras disfrazadas de democracia, nosotros estamos diciendo sí­ a la lucha por la democracia verdadera, que a nadie negará el pan ni la palabra y que será hermosa y peligrosa como un poema de Neruda o una canción de Violeta».

Además de la clara preferencia de la población latinoamericana por propuestas polí­ticas de izquierda, en Uruguay se demostró que un gobierno con un claro programa a favor del desarrollo de la población sí­ garantiza la reelección. Tabaré Vásquez ha dejado un buen sabor de boca entre la población y es Mujica quien recibe el premio por sus logros.

Entre otros aspectos, el actual gobierno del Frente Amplio ha logrado disminuir la tasa de desempleo y de pobreza en el paí­s, y en un panorama desolador por la crisis económica mundial, Uruguay espera un crecimiento del 2% en su economí­a para este año.

No es para menos, el Frente Amplio en Uruguay ha demostrado la capacidad que tiene para implementar un plan de gobierno que construye, paso a paso y desde la izquierda, un mejor paí­s para toda la población.

Lamentablemente, la consulta sobre la anulación de la Ley de Caducidad, que también era respaldada por el Frente Amplio, no logró el apoyo suficiente para su aprobación. Este referéndum recibió el 47.36% de los votos a favor, un poco menos de tres puntos porcentuales por debajo del mí­nimo para que esta ley, que impide los juicios por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura, fuera anulada por la voluntad de la población. í‰ste, es el único triunfo parcial de los tradicionales partidos de la derecha.

Sin embargo, son más quienes prefieren un gobierno con claras propuestas polí­ticas sociales y que busquen la justicia para las ví­ctimas de las atrocidades cometidas durante el pasado militar. Cada vez se suman más personas en América Latina que rechazan, a través del voto, las propuestas de los de siempre, de los cavernarios que a base de engaños y mentiras, siguen proponiendo la perpetuidad del sistema colonial a través de polí­ticas neoliberales y el debilitamiento del Estado. Ojalá y estos nuevos vientos del sur, lleguen pronto a Guatemala.