Brasil se acercó a Uruguay tras un distanciamiento causado por las quejas uruguayas en el Mercosur y desplantes brasileños, en momentos en que la deteriorada relación de Montevideo con Buenos Aires parece no encontrar caminos de solución.
«Creo que la visita de Lula no fue intrascendente. Lula le prestó mucha atención a Uruguay, y contrasta con actitudes anteriores», dijo el politólogo Adolfo Garcé.
El ministro de Transporte Víctor Rossi, que integró la delegación uruguaya durante la visita de la mandatario brasileño el lunes en la hacienda presidencial uruguaya de Anchorena, en Colonia (200 km al oeste de Montevideo), dijo al sitio web Observa que la reunión entre Lula y el presidente uruguayo Tabaré Vázquez «era impostergable».
En efecto, la distancia se hizo patente desde que Lula se ausentó de la XVI Cumbre Iberoamericana celebrada en Montevideo a comienzos de noviembre, y postergó al menos dos veces una visita a Montevideo.
En tanto, Vázquez devolvió la gentileza al no acudir a la apertura de la Cumbre del Mercosur en enero pasado en Río de Janeiro, tampoco a la cena ofrecida por Lula, para sólo asistir al cierre del cónclave del bloque que integran Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
Uruguay volvió a reiterar en esa cumbre su denuncia contra las asimetrías dentro del Mercosur y las dificultades para ingresar al mercado ampliado.
La visita de Lula a Anchorena transcurrió en un ambiente distendido y elocuentes gestos de amistad, y el presidente brasileño reconoció la necesidad de equilibrar el comercio dentro del Mercosur, combatir las asimetrías al tiempo que reconoció la responsabilidades de Brasil para avanzar en la integración del bloque.
«La reunión de ayer es importante para el relacionamiento del Mercosur, donde por encima de las dificultades de los países que lo integran, hay que rescatar las coincidencias y ser capaz de subrayar que aún en las diferencias existe un camino a la solución», dijo Rossi.
Por su parte, el ministro de Agricultura José Mujica, que también participó del encuentro con Lula, dijo a radio El Espectador que ahora «la puerta está abierta para mejorar la relación con Brasil, pero hay mucho para trabajar. No hay que dormir la siesta de las declaraciones».
Advirtió que «si se quiere mejorar la relación con Brasil, se tiene que mejorar la relación con Buenos Aires, porque el hermano mayor necesita al otro hermano mayor».
«El río San Juan tiene que servir para que pesquen Vázquez, Lula y también para que pesque (el presidente argentino Néstor) Kirchner», agregó Mujica.
Vázquez y Lula, durante su encuentro privado del lunes, caminaron por el parque de Anchorena y navegaron por el Río San Juan, que pasa por la hacienda presidencial, dijeron fuentes oficiales.
Garcé, en tanto, estimó que la deteriorada relación con Argentina por el conflicto por la instalación de una plata de celulosa en la orilla oriental del limítrofe Río Uruguay, «no tiene ninguna solución a corto plazo».
Argentina, que denunció a Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por la presunta violación del Tratado del Río Uruguay de 1975, considera contamiante a la pastera que la finlandesa Botnia construye en Fray Bentos (300 km al noroeste de Montevideo), sobre el cauce compartido.
Ciudadanos argentinos mantienen prolongados cortes de ruta que bloquean los pasos fronterizos sobre el río en protesta por el emprendimiento.
«La situación con Argentina está en punto muerto», dijo Garcé, pese a la facilitación que emprendió la corona española para acercar posiciones, y cuyos resultados aún no están a la vista a pesar de los anuncios de una reunión en España entre las partes.
En ese marco, Argentina presentó la semana pasada una carta ante el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), en la que señala que Uruguay no colabora en la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo, planteo que Montevideo rechazó por «contradictorio y sin fundamentos».
El director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Michael McConnell, se declaró convencido hoy que el «dominio de Fidel Castro en Cuba» acabará «probablemente» este año, aunque advirtió de que no hay que esperar un «cambio positivo» tras «su muerte».
«Este año marcará probablemente el final del dominio de Fidel Castro en Cuba», aseguró McConnell, que sucedió este año al actual número dos del Departamento de Estado, John Negroponte, al frente de los servicios de inteligencia, en una audiencia ante la comisión de Fuerzas Armadas del Senado.
«Pero un cambio positivo y significativo es poco probable inmediatamente después de la muerte» del presidente cubano, quien delegó el poder a su hermano Raúl Castro el pasado 31 de julio, tras una importante cirugía intestinal.
«El periodo que pasó desde su operación le dio la oportunidad a Raúl de consolidar su posición como sucesor», añadió McConnell, quien se declaró asimismo convencido de que «la transición post-Castro ya había empezado» en la isla caribeña.