A pesar de temores y advertencias de educadores, psiquiatras y farmacéuticos, todo indica que tras el debate del martes el Senado uruguayo aprobará el proyecto de ley que habilitará y regulará el mercado legal de marihuana tal como fue aprobado en la Cámara de Diputados, lo que convertirá a Uruguay en el primer país en regular el mercado de marihuana desde la producción hasta su venta al público.
El objetivo de este «experimento», según lo ha calificado el presidente José Mujica, no es favorecer el consumo de esta droga sino quitarle el mercado de cannabis al narcotráfico. «Esto es una plaga, como el cigarro que es una plaga», declaró Mujica días atrás a los medios locales.
Mientras el proyecto de ley estuvo a su consideración, la Comisión de Salud del Senado recibió a diversas delegaciones que plantearon objeciones o temores.
Los educadores pronosticaron fracasos en las escuelas. Los psiquiatras, un crecimiento de pacientes y familias sufriendo conflictos sociales. Los farmacéuticos -que venderán cigarrillos de marihuana como cualquier otra droga controlada- dijeron que la ley dañará su imagen profesional. Pero todas las quejas fueron desoídas ante la insistencia del gobernante Frente Amplio de que la ley no sufra cambios en su redacción y así no tenga que volver a la cámara baja, donde apenas logró ser aprobada por una exigua mayoría de un único voto.
Néstor Pereira, delegado docente de la Administración Nacional de Educación Pública, dijo ante la Comisión que el impacto de la marihuana en el aprendizaje y la conducta de los jóvenes es bien conocido «y se lo relaciona con el fracaso escolar, los problemas de conducta y síntomas depresivos».
También una delegación de la Sociedad de Psiquiatría de Uruguay visitó la Comisión de Salud y planteó sus temores. «Nos sigue preocupando el descenso significativo en la percepción de riesgo vinculado a la marihuana. En ese sentido, una ley que pretenda regularizar su consumo puede dar la impresión de que se trata de una droga inocua», dijo un documento presentado por el gremio de psiquiatras.
Para aventar este tipo de temores, el gobierno comenzó a difundir desde el viernes un aviso televisivo que explica los peligros para la salud que implica el consumo de marihuana.
El diputado socialista Julio Bango, uno de los redactores de la ley, defendió el proyecto. «No es una ley para liberalizar el consumo de marihuana, sino para regularlo. Hoy hay un mercado dominado por el narcotráfico. Nosotros queremos que lo domine el Estado. El proyecto incluye medidas preventivas y de comunicación para disminuir el consumo problemático de marihuana», dijo a The Associated Press.
Por su parte, la Asociación de Química y Farmacia de Uruguay planteó sus reparos a que la marihuana sea vendida en las farmacias, tal como se prevé. El reclamo no fue atendido, aunque el presidente de la Junta Nacional de Drogas, Julio Calzada, señaló que vender cannabis no será obligatorio sino opcional para los comercios interesados.
Calzada dijo a la AP que su oficina está trabajando a todo ritmo para ajustar los reglamentos que regirán el nuevo mercado. Hay 120 días de plazo para reglamentar la ley una vez que salga del Parlamento.
El presidente Mujica ha dicho que todo el gobierno trabajará durante el tradicional receso de verano para que la reglamentación de la ley sea lo más precisa posible.
«Habrá mucho para discutir y mucho para trabajar. Vamos a pasar un verano laburando (trabajando). No hay nada maravilloso en eso», dijo el presidente. Además, dio tranquilidad a los países vecinos de que no existirá posibilidad de que se desarrolle un «turismo cannábico» en Uruguay, ya que la marihuana solo podrá ser comprada por ciudadanos uruguayos mayores de 18 años que se inscriban en un registro: «Esto no es que instauramos el país del fumo libre. No, no».
Marcelo Vázquez, quien cultiva marihuana en forma clandestina desde hace 20 años y ha soportado allanamientos y detenciones policiales, se siente ilusionado. Tiene un invernáculo con plantas de cannabis en las afuera de Montevideo y piensa crear una empresa que cultive variedades a pedido de quienes no tengan espacio o ganas de tener plantas de cannabis en su hogar. A diferencia de algunos militantes pro marihuana, no quiere discutir si el proyecto de ley es bueno o malo. Para él lo importante es que plantar dejará de ser ilegal, la letra chica de la ley está en segundo plano.
«Esta es una gran oportunidad y tenemos que aprovecharla», dijo. «El sueño de mi vida ha sido cultivar marihuana en forma legal, vivir de esto, pagar mis impuestos. No podemos dejar pasar esta oportunidad discutiendo», sostuvo.