¿Uribe reelecto?


ílvaro Uribe, presidente de Colombia, podrí­a buscar su tercer mandato en lí­nea, si el Congreso ratifica el acuerdo de la consulta para cuestionar sobre esta posibilidad. FOTO LA HORA: ARCHIVO

El Congreso colombiano debe decidir mañana la suerte de un referendo que abre paso a la reelección de ílvaro Uribe para un tercer periodo, en un proceso que se suma a una ola de polémicas reformas en América Latina para permitir a los actuales presidentes mantenerse en el poder.


Tras la aprobación la semana pasada por el Senado, la Cámara de Representantes está convocada para votar el texto final de la iniciativa, que tuvo que ser sometida a un tortuoso proceso de conciliación durante los últimos dos meses.

El plan para convocar el referendo, que debe realizarse este mismo año, ha estado salpicado de denuncias sobre irregularidades desde que comenzó a mediados de 2008 con la recolección de casi 5 millones de firmas promovida por el partido de la U (Social de la Unidad Nacional, centro-derecha), uno de los seis que conforman la coalición que respalda a Uribe.

Los opositores partido Liberal (centro) y Polo Democrático (izquierda) han denunciado el otorgamiento de dádivas a los congresistas -como mayores presupuestos para sus regiones y otorgamiento de puestos- a cambio de obtener su voto, en tanto que las autoridades electorales han advertido que el procedimiento seguido para convocar el referendo viola la ley.

El trámite del referendo también ha abierto una brecha entre Uribe y la jerarquí­a de la iglesia Católica, que advirtió al mandatario de la inconveniencia de aferrarse al poder.

«Dos periodos son suficientes», señaló el mes pasado el cardenal y arzobispo de Bogotá, Pedro Rubiano, un aliado tradicional del gobierno, al pedirle a Uribe no presentarse a una nueva reelección.

Los éxitos contra la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y un manejo económico que le ha permitido al paí­s mantener las más altas tasas de crecimiento de su historia, le han granjeado a Uribe una alta popularidad interna.

Uribe, que goza en las encuestas de un respaldo del 68%, ha evitado responder los pedidos que dirigentes del oficialismo y empresarios le han hecho para que defina si será candidato en los comicios de mayo de 2010.

Pero el impulso del referendo ha sido realizado por su ministro del Interior, Fabio Valencia y dirigido desde la Casa de Nariño (sede presidencial), donde Uribe reunió a mediados de agosto a los legisladores oficialistas para expresar el interés del gobierno en que la iniciativa sea aprobada.

El jefe de Estado colombiano, reelegido para un segundo cuatrienio en 2006 tras otra polémica reforma a la constitución, ha dicho que sobre la posibilidad de presentarse tiene una «encrucijada del alma».

«No quiero ser percibido como alguien que se aferra al poder, pero quiero estar seguro de la consolidación de polí­ticas como la seguridad democrática y confianza inversionista, que necesitan continuidad», señaló esta semana en una intervención pública.

«Es el mismo argumento que han utilizado otros presidentes de la región», señala el politólogo León Valencia de la Fundación, recordando como Hugo Chávez en Venezuela y Rafael Correa en Ecuador han esgrimido razones similares para justificar su permanencia.

Algunos analistas estiman que se trata de un cambio en el modelo de gobierno que lentamente se extiende por América Latina.

«A cambio de las antiguas dictaduras la tendencia ahora en el continente es la de aprovechar la debilidad de los partidos, la proyección mediática sobre la opinión pública y las capacidades histriónicas de los mandatarios para personalizar la polí­tica», señala el sociólogo Francisco Leal Buitrago de la Universidad Nacional en Bogotá.

TENTACIí“N La reelección


Cinco presidentes latinoamericanos han promovido con éxito en los últimos años cambios constitucionales que les permitieron volver a concurrir a elecciones y seguir en el poder, haciendo de la acumulación de mandatos la tendencia dominante en la región.

En la actualidad 13 de los 18 paí­ses democráticos de América Latina permiten a los jefes de Estado optar a más de un mandato: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Perú, Venezuela y Uruguay.

La posibilidad de ser reelegido no es uniforme en estos paí­ses. En algunos casos, permiten la reelección consecutiva, en otros hay que pasar un periodo fuera de la presidencia para repetir; algunos permiten sólo dos mandatos, y en otros la reelección indefinida.

Honduras, México, Paraguay y Guatemala prohí­ben a los jefes de Estado repetir mandato en cualquier circunstancia.

El golpe que el pasado 28 de junio derrocó al presidente hondureño, Manuel Zelaya, respondió, según los golpistas, a su tentativa de lanzar el proceso para la reelección (la Constitución hondureña prevé que se castigue con el cese al presidente que «proponga su reforma», refiriéndose al artí­culo 239 sobre los términos de la jefatura de Estado).

El próximo cambio que se avecina es en Colombia.

El segundo mandato del presidente Alvaro Uribe, en curso, ya fue el resultado de un cambio en las leyes. Aunque Uribe, en el poder desde 2002, todaví­a no manifestó su intención de concurrir a las elecciones, el proceso para que pueda hacerlo ya está en marcha y mañana la cámara baja podrí­a secundar al senado y aprobar la convocatoria de un referéndum para reformar de nuevo la constitución.

La fiebre moderna por la acumulación de mandatos se remonta al presidente argentino Carlos Menem (1989-1999) y Alberto Fujimori (1990-2000). Más cerca en el tiempo, la impulsó el venezolano Hugo Chávez al hilo de sus primeras y aplastantes victorias electorales y el control total del legislativo que se derivó de ellas.

Chávez fue reelegido en 2006 para un nuevo mandato de seis años, tras el cual debí­a abandonar el poder.

En diciembre de 2007, los venezolanos rechazaron en referéndum una amplia reforma constitucional que incluí­a la reelección presidencial ilimitada.

En febrero de 2009, fue sometida de nuevo a una consulta popular una enmienda de la carta magna, pero únicamente sobre la reelección continua de todos los cargos públicos, desde el presidente hasta los concejales municipales. En esta ocasión, la modificación sí­ se aprobó.

Los aliados de Chávez en la región siguieron su camino. El boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa lograron en el transcurso de su primer mandato, en lo más alto de su apoyo popular, reformar la constitución, aunque en su caso, a diferencia de Chávez, sólo para gobernar un mandato más.

Otro presidente de la órbita «bolivariana», el nicaragí¼ense Daniel Ortega, lanzó su idea en julio, coincidiendo con la conmemoración del XXX aniversario de la Revolución sandinista y podrí­a ver su aspiración cumplida este mismo año, estimaron fuentes judiciales.