El presidente colombiano ílvaro Uribe, llega hoy a la mitad de su segundo mandato con posibilidad de un tercero, dada su alta popularidad acrecentada por el rescate de 15 rehenes de las FARC, y pese al escándalo por nexos de congresistas oficialistas con paramilitares.
Uribe alcanzó una popularidad del 91% tras el rescate de la colombo-francesa Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y once militares y policías que estaban en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a la que prometió derrotar al llegar por primera vez a la Presidencia.
El reconocimiento de Uribe ha sido constante a lo largo de los seis años que lleva en el gobierno, con niveles que han oscilado entre el 60% y el 80%, manteniéndose impermeable al denominado escándalo de la «parapolítica».
La gran mayoría de los más de 60 legisladores involucrados en el escándalo pertenecen a la coalición política que sustenta al mandatario, quien abandonó el partido Liberal para presentarse como candidato independiente a las elecciones de 2002.
La buena imagen del presidente tampoco ha sido afectada por otro escándalo surgido en los últimos meses. Una ex congresista lo acusa de haber estado al tanto de las prebendas que dos de sus ministros le ofrecieron en 2004 para votar en favor de la reforma constitucional que permitió su reelección dos años después.
Para buscar un tercer mandato, es necesario que Uribe y sus aliados políticos logren que el Congreso apruebe una nueva reforma constitucional, y para ello ya algunos de sus aliados están impulsando la convocatoria a un referendo con tal fin.
Uribe no ha confirmado si buscará una segunda reelección, lo que para algunos opositores es una estrategia encaminada a debilitar políticamente a sus eventuales rivales en las urnas, toda vez que de esa forma demora la definición de las candidaturas presidenciales de otros partidos.
Pero el mandatario ya ha escuchado voces de rechazo a una nueva reelección dentro la coalición de gobierno, conformada por pequeños grupos políticos con intereses diversos que ya quieren buscar sus propios espacios, según advierten analistas.
«No veo las cosas tan sencillas para el Presidente pese a los efectos mediáticos de su alta popularidad», estimó ílvaro Villarraga, director de la fundación Cultura Democrática, en declaraciones.
Aparte de considerar inconveniente para el sistema democrático del país un tercer mandato de Uribe, Villarraga dijo que ello implicaría un «rompimiento de la regulación constitucional por una ambición personal».
Villarraga cree que el escándalo de la «parapolítica» y las denuncias sobre los sobornos para aprobar la reelección, constituyen «una gran ilegitimidad política del gobierno y una crisis de gobernabilidad» que van tener efectos al momento de una eventual decisión de Uribe para un tercer mandato.
El internacionalista y analista político, Vicente Torrijos, por el contrario cree que al Presidente «le va a quedar muy difícil desatender un pedido mayoritario» para un tercer mandato, según señaló.
En concepto de Torrijos, Uribe reúne la «legalidad, legitimidad y reconocimiento internacional», que dijo son las tres condiciones indispensables en un contexto democrático para buscar una reelección.
ílvaro Villarraga
director de la fundación Cultura Democrática de Colombia