El presidente electo estadounidense Barack Obama debería concentrarse en una reforma migratoria lo antes posible, como objetivo esencial de su política hacia América Latina, sugirió hoy el consejero de Seguridad Nacional del mandatario saliente, Stephen J. Hadley.
«La manera más radical de avanzar la agenda de Estados Unidos en este hemisferio (América Latina) sería, para el nuevo gobierno, trabajar con el Congreso para aprobar una reforma migratoria global y construir un sistema migratorio compasivo y justo», dijo el asesor en una conferencia en un centro académico de Washington.
La reforma migratoria para legalizar definitivamente o dar un estatuto temporal a unos 12 millones de indocumentados fracasó en el Congreso en dos ocasiones, en 2006 y 2007, por falta de respaldo legislativo.
Hadley trazó en su conferencia un resumen de la política exterior de Bush a lo largo de ocho años de presidencia, que terminan el próximo 20 de enero con la llegada al poder de Obama.
«La situación es clara: Estados Unidos es un país en guerra», declaró el consejero de Bush.
«En el mundo surgido tras el 11/9 (fecha de los atentados terroristas en Estados Unidos en 2001) nos enfrentamos a complejos desafíos que no cesarán aunque hayan cambios en la administración», añadió.
En América Latina, «el presidente Bush se enfrentó a los desafíos de una región donde muchos empezaban a dudar de los beneficios de la democracia y la libertad», dijo Hadley.
A pesar de la baja popularidad del presidente saliente, la peor en términos históricos tanto en la región como en su propio país, Hadley aseguró que su propósito fue intentar demostrar que «la libertad es el sendero para la prosperidad».
Bush se despide de América Latina con dos embajadores menos en la región a causa de diferencias políticas, en Venezuela y Bolivia, y con un coro de críticas unánimes desde los gobiernos de izquierda.
Sin embargo, «destinamos 2.000 millones de dólares a iniciativas para mejorar el acceso a la salud, educación, el acceso a la casa y las oportunidades económicas», aseguró el consejero.
«Hemos negociado acuerdos de libre comercio con 10 naciones», añadió Hadley, quien reconoció sin embargo que quedan dos pendientes de aprobación, el de Colombia y el de Panamá.
«Estamos trabajando con estados como Brasil, Canadá, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay para demostrar los beneficios del libre mercado, la democracia y la libertad como una alternativa a visiones basadas en retórica populista, economías intervenidas y políticas autoritarias», aseguró.
«El compromiso de esos estados representa una importante oportunidad para la nueva administración», concluyó.