Urge frenar la violencia II


Para tratar de encontrar la medicina de una enfermedad social se necesita realizar un examen histórico, de allí­ la necesidad de encontrar el porqué vivimos en un paí­s, que acepta todo lo que sucede sin oponer resistencia real, las muertes siguen multiplicándose, y se convierten en parte del paisaje diario sin que nadie exija el cese de las mismas. Desde la Conquista, Guatemala se ha acomodado convirtiéndose en una sociedad subrealí­sticamente conforme.

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

Si analizamos nuestra historia observaremos que siempre hemos necesitado vivir bajo las órdenes de un caudillo que nos «guí­e», y aplaudimos a quien ostenta el autoritarismo con la creencia general que solamente la fuerza bruta solucionará nuestros problemas de violencia. Nuestra breve historia democrática, (si así­ se le puede llamar a los 10 años de 1944 a 1954), tampoco estuvo exenta de injusticias. Posteriormente surge el conflicto armado interno, el que pudo tener orí­genes justos, pero dejó más perdidas que ganancias para la sociedad, adicionalmente los dos grupos en conflicto, cometieron delitos de lesa humanidad, además de no haber llegado a un acuerdo efectivo, porque así­ como la independencia fue consensuada la «firma de la paz firme y duradera» fue todo, menos el fin del conflicto, más aún podrí­amos decir que fue el preludio a una guerra más sangrienta indiscriminada y sin cuartel como la que vivimos, pero ¿Qué sucedió? Que los acontecimientos mundiales influyeron en el paí­s, como es natural, pero lo que posicionó al paí­s, como un punto estratégico fue su posición geográfica en la llamada Guerra Frí­a, por la proximidad de dos de los paí­ses en conflicto, ambos frentes sumados a los poderes paralelos dominantes en el paí­s, que siempre han sido el verdadero poder detrás de cada «presidente» contribuyeron a convertir a Guatemala en un campo de batallas armadas, e ideológicas. Después de una larga historia de dictaduras, en que el poder estuvo concentrado en pocas manos, se inició una era impulsada en parte por el Ejército que se rebeló a las condiciones imperantes, la Usac, los lí­deres sindicales, los lí­deres comunitarios, y parte de la Iglesia Católica que pretendieron un cambio en las estructuras económico-sociales del paí­s, buscando consolidar una democracia, naturalmente que semejante movimiento no fue aceptado por los verdaderos poderes paralelos siempre existentes, los que con la ayuda del gobierno de EE.UU., desataron una guerra interna que marcó aun más a la sociedad guatemalteca. ¿Qué pasó?

1) El derramamiento de sangre fue indiscriminado y sin medida, 2) Los intelectuales, y los verdaderos lideres fueron liquidados sistemáticamente, los demás salieron del paí­s, 3) En los dos grupos en contienda se cometieron injusticias, y crí­menes, aunque del lado del Ejército fue más sangrienta e inhumana, 4) La guerrilla utilizó a las comunidades, para esconder sus operaciones, y estas fueron arrasadas, sin ser defendidas, 5) La población siguió sometida a: A) Guardar silencio, pensar y hablar es delito aun hoy, B) Se instituyó el terror como medio de represión, C) El paí­s se endeudó para pagar armas y efectivos en el Ejército, D) Se instruyó a la población reclutada por el Ejército a matar, torturar, violar, sin que quedara sentimiento alguno de culpa, E) El miedo obligó a los padres a alejar a sus hijos de la Usac, e incluso de los estudios, F) Guatemala, fue aun más dependiente económicamente debido al endeudamiento para sostener el conflicto y G) La población se vio obligada a migrar a EE.UU. o México.

Resultado: un paí­s con un alto grado de analfabetismo, que no conviene superar, una población sin identidad, los que fueron adiestrados para torturar, matar y violar, no lo pueden dejar de hacer, es una enfermedad endémica y lo heredan a sus hijos, los que se multiplican porque el control de la natalidad no es aceptado como una necesidad en las clases donde proliferan estos enfermos mentales, el paí­s es cada vez más dependiente económicamente, las estructuras y adiestramiento de los dos grupos no fueron destruidos, porque se convirtieron en un fenómenos cultural, la vigilancia, las escuchas, los métodos del terror empleados por el Ejército, y los secuestros por la guerrilla, fueron utilizados por un nuevo fenómeno que se empoderó del paí­s: el Crimen Organizado, compuesto por el narcotráfico, los secuestros, lavado de dinero, los crí­menes sistemáticos para mantener a la población siempre bajo el régimen del terror, el miedo, y el silencio, la trata de blancas donde los funcionarios encargados de velar por la defensa y lucha contra este hecho ilí­cito son partí­cipes, aparecen personajes que se autodenominan representantes de la sociedad, pero gran parte de ellos forman una cortina de humo muy conveniente para argumentar que vivimos en «democracia»… Continuará