Urge frenar la violencia I


Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

En Guatemala ocurre un promedio de 17 asesinatos diarios, cada uno deja tras si un drama imposible de descifrar, no existe un solo hogar en el paí­s que no haya sufrido el embate de este mal endémico llamado violencia, El 10 de junio fueron encontradas las cabezas de 4 personas, y sus cuerpos en diferentes lugares, el 28 de junio asesinaron a Henry Giovanni Guerra Barrientos, y secuestraron a su pareja Wendy Mariela del Rosario Colí­n Chávez, a quien ese mismo dí­a en la tarde encontraron en una bolsa en cuyo interior se encontraba la cabeza y las extremidades superiores e inferiores. Este es el panorama diario de nuestro paí­s, todos los dí­as es la misma pregunta, ¿Cuándo va a parar este baño de sangre?, con el tiempo las muertes son más sangrientas, indiscriminadas, y crueles, ¿Qué le sucede a la población? A mi criterio tendrí­amos que remontarnos a la época de la conquista, Guatemala, como la mayor parte de paí­ses latinoamericanos fue conquistada, no colonizada como unos pocos paí­ses de América, hecho histórico que marca una gran diferencia, ya que la conquista fue sangrienta, violenta, y cruel, pero no se exterminó a la población, ya que la misma fue esclavizada y utilizada para los trabajos más rudos, dándosele a los habitantes naturales un trato brutal, peor incluso que a los animales. En 1821 se negoció la supuesta independencia del área centroamericana, variando la esencia de un hecho tan importante con lo ocurrido en otros paí­ses, en los que la independencia fue un triunfo alcanzado después de una lucha entre los lí­deres del movimiento independentista y los conquistadores. Esta independencia negociada por parte de un grupo de la sociedad de la época, sin que hubiera un ardor patrio de conquistarla por parte de la población en general, y en el que no existieron lí­deres, obedeció a los intereses personales de unos pocos. Una negociación se diferencia mucho de luchar y ganar un derecho, ya que en la primera se llegan a acuerdos, y en la segunda se empodera de la libertad el ganador, por lo que no se puede decir que existió tal independencia, aunque el himno nacional es muy hermoso, nunca tuvimos soberaní­a ni fuimos un paí­s independiente, estas dos palabras son una utopí­a. Las luchas internas de la Federación Centroamericana debilitaron aún más a cada uno de los paí­ses partes de la misma, por lo que Guatemala, no tuvo capacidad de mantener el territorio unido y fue perdiendo espacio territorial y población. Dentro de los muchos problemas que afrontaron los gobiernos después de la independencia se encuentra además de una extensión territorial reducida, los intereses financieros de quienes ostentaban el poder económico, así­ como el caudillismo que imperó siempre y que no permitió una verdadera democracia, los poderes judicial y legislativo siempre se encontraron supeditados a los poderes paralelos entre los que se encontró muchas veces el Presidente como un caudillo cuya palabra era ley, una iglesia de doble moral y a un poder económico concentrado en pocas familias. Dentro de todo este esquema la población no tuvo acceso a servicios públicos, menos aún las clases bajas, los garí­funas y los llamados indí­genas, por lo que de generación en generación se fue castigando a estos grupos a varias condenas entre ellas: 1) Falta de acceso a la educación, 2) Discriminación, 3) Falta de acceso a la salud, 4) Esclavitud por ignorancia, y 5) Crecimiento demográfico desmedido, ya que lo que las élites sociales altas requerí­an era mano de obra, y mientras más hubiera más barata se pagaba. La falta de educación en general no permití­a que estas clases sociales supieran que tení­an derechos, el acceso a las aulas era restringido, más aún las universitarias. En ese contexto siendo un paí­s de contrastes, en el que unos pocos tení­an mucho, no solamente dinero, sino que todos los servicios para poder lograr el desarrollo personal integral, una cantidad regular de la población formaba la clase media, que no pertenecí­a a las elites, pero tampoco a los pobres, por lo que se consideraban privilegiados, y medianamente lo eran ya que gozaban de muchos beneficios como salud, educación, capacidad económica, y un cierto estatus, la gran mayorí­a no tení­a nada, estudio, salud, y menos dinero, las diferencias se fueron marcando más con cada generación. Continuará