Unidos en «Lincoln»


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Para condensar la esencia de Abraham Lincoln en una sola película Steven Spielberg requirió casi tres veces el tiempo de lo que le tomó al 16o presidente estadounidense ganar la Guerra Civil, abolir la esclavitud y encaminar al país hacia la recuperación.

Por DAVID GERMAIN, LOS ÁNGELES / Agencia AP

Crear tal épica histórica no se compara con la tarea colosal de salvar a una nación sangrientamente dividida. Pero para los estándares de Hollywood, «Lincoln» no podría ser más monumental, incluso para un par de ganadores de Oscar como Spielberg y el actor que eligió para dar vida al presidente, Daniel Day-Lewis.

Nacido en Gran Bretaña, Day-Lewis tuvo que pensar en Lincoln no sólo como una destacada figura histórica, sino también como un estadista extranjero cuya interpretación sería un asunto sensible para el público estadounidense que venera al presidente.

«Debido a la naturaleza de la iconografía en torno a su vida y la extensión con la que es mitificado, es muy difícil imaginar que uno pueda si quiera acercársele lo suficiente», dijo Day-Lewis en una reciente entrevista conjunta con Spielberg.

«Tuve muchas reservas ante la idea de asumir este papel. Además, me gusta trabajar aquí. He tenido el gran privilegio de poder trabajar en este país a lo largo de los años. La idea de profanar la memoria del presidente más querido que este país haya conocido me aterraba», confesó el actor ganador de dos Premios de la Academia, por «Mi pie izquierdo» y «There Will Be Blood» («Petróleo sangriento»).

Spielberg consideró por años hacer una película sobre Lincoln. No quería contar toda la historia de su vida, desde sus días de juventud hasta su asesinato justo después que terminó la guerra.

Tampoco quería hacer una cinta sobre la Guerra Civil llena de grandes batallas ni narrar la historia de una guerra a través de los ojos de un hombre. Ya había hecho cosas similares en sus filmes sobre la Segunda Guerra Mundial «La lista de Schindler», la saga del Holocausto que le mereció el Oscar a la mejor película y el mejor director, y «Salvando al soldado Ryan», la épica de combate con la que obtuvo su segundo trofeo como director.

Su enfoque comenzó a definirse en 1999 cuando se reunió con la historiadora Doris Kearns Goodwin, quien estaba empezando a escribir su libro «Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln», una crónica detallada sobre las alianzas improbables que Lincoln formó con opositores políticos que inicialmente lo consideraron un absoluto arribista.

El libro sigue las carreras de Lincoln y sus tres contrincantes por la nominación presidencial republicana en 1860; sus años en la Casa Blanca durante la guerra y su asesinato cinco años después. La idea de que un político llevó a sus rivales a apoyarlo le dio a Spielberg la manera ideal de presentar el espíritu de Lincoln.

Spielberg adquirió los derechos cinematográficos del libro de Goodwin cuando ésta apenas había escrito unos pocos capítulos. Mientras Goodwin escribía sin restricciones de espacio, Spielberg tuvo que condensar lo que llegó a ser un recuento de 950 páginas en una historia capaz de narrarse en dos horas y media en la gran pantalla.

Un primer borrador del guion escrito por Tony Kushner («Angels in America») tenía 550 páginas.

«Era una miniserie, no una película», dijo Spielberg. «Páginas brillantes, pero ciertamente no para cine. Pero de todas esas páginas, lo más resaltante y realmente impresionante para mí era casi el nexo de su existencia entera como el presidente, que fue abolir la esclavitud con una enmienda constitucional, la 13 Enmienda».

«Y eso para mí se convirtió en el foco en el que quise poner todos nuestros esfuerzos. Porque ver a Lincoln trabajando, con las mangas arremangadas, con las maquinaciones sucias de legislar un proyecto de ley con una Cámara de Representantes dividida no es muy distinto a lo que está sucediendo hoy o lo que ocurría cuando nos sentamos a trabajar con el libro de Doris. Nos pareció que ofrecía el tipo de drama necesario, y era casi el final de su vida».

Así que «Lincoln» se enfoca básicamente en los últimos dos capítulos del libro de Goodwin, entre enero y abril de 1865, cuando Lincoln pone en orden a sus aliados en la imposible tarea de aprobar la enmienda mientras negocia la paz, sin permitir que una causa ponga en peligro a la otra.

En «Lincoln» también actúan Sally Field como la fuerte esposa del presidente, Mary Todd Lincoln; Joseph Gordon-Levitt como su hijo mayor, deseoso de alistarse al ejército; David Strathairn como el secretario de Estado William Seward; y Tommy Lee Jones como el congresista instigador Thaddeus Stevens.

El político veterano Seward era el favorito en la contienda republican en 1860, pero la nominación fue sorpresivamente para Lincoln, un abogado de un pueblo remoto que sólo había servido un término en la cámara baja y que perdió dos campañas para el Senado federal. Lincoln tuvo mucho opositores, incluido Seward, a quien eligió como secretario de Estado, «similar a Barack Obama con Hilary Clinton ahora como su secretaria de Estado», dijo Spielberg.

El estudio de Goodwin de las improbables alianzas que Lincoln formó fue crítico para Day-Lewis a la hora de capturar la esencia de un líder que usó su don del habla para desarmar y atraer a críticos.

«La premisa central de ese libro es terriblemente importante en cuanto a la idea que te da sobre el temperamento de ese hombre, que podía hacer a un lado lo que para nosotros sería un sentido de orgullo herido o dignidad lastimada de algún modo», dijo Day-Lewis. «Él sabía que era visto con desdén por la mayoría de esa gente a la que designó, y sin embargo pudo ver más allá, y no con la idea de mantener cerca a sus enemigos. Tenía más que ver con su generoso entendimiento de que el valor de esos individuos era vital en ese momento».

«Lincoln» se estrena en cines selectos de Estados Unidos el 9 de noviembre y en el resto del país el 16, justo después de las elecciones presidenciales.