Unidades de promoción a todo volumen


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Son contaminantes las unidades de promoción, a causa del volumen exagerado que emana el volumen, atronando el espacio ambiental. Provocan sordera colectiva, malestar y desesperación. ¿Qué esperan las autoridades? Afectan el derecho poblacional de vivir con bienestar notorio.

Juan de Dios Rojas


Esas y muchas interrogantes persisten hoy en día y agobian de problemas sin posibilidades de solución. Vamos directos e innegables al colapso. Escuchamos solo declaraciones pusilánimes, e incoloras, tras la búsqueda de salidas absurdas, en detrimento de la población que sale reventada siempre.

Semeja una competencia ingrata dentro de la cotidianidad imparable, no cabe la menor duda. Imposible es una inmediata solución deseable. Actúan, horas enteras a efecto de impulsar la venta de productos de fuertes empresas, industrias y comercios rumbo, al consumismo, ajeno a tregua alguna.

Los defensores acotan firmes que les asiste el derecho, conforme la libertad empresarial, pero las cosas deben funcionar bajo la senda enfilada a ciertos límites. Existe restricción respecto a los decibeles fuera de control, motivo a la vez de momentos de verdadera desesperación visible.
Sé que la actividad en mención es generadora de trabajo, hoy en día tan ausente del panorama nacional. Somos cada vez una población expansiva, a tal punto que deviene en dificultades acentuadas. He allí lo dificultoso cual acción en sentido beneficioso, en alejamiento perceptible de verdad.
Aparte de lo anterior, con membrete de libre al viento, echamos mano mediante los presentes renglones, en exhibición al criterio pero vivito y coleando que reza: «El que hace propaganda, vende». Disto de señalar lo contrario, mayormente con la competencia tenaz y total a la vista.

Factor preponderante que inscribe a la Nueva Guatemala de la Asunción, como el mayor centro poblacional del país. También la mayor ciudad del ruido, junto a similares fuentes contaminantes, en detrimento de sus moradores en situación ostensible de inseguridad, indefención, con el añadido de violencia dondequiera, inclusive la preocupante aplicación de justicia, debida y cumplida.

Crítico resulta la contaminación audial y visual en extrema a los enfermos recluidos en sus habitaciones. Dichos vehículos ruidosos de magnitudes exageradas en este caso anómalo, pesadilla perenne. Mayormente cuando se encuentran ubicados en las cercanías de esa fuente ruidosa malsana. Sin embargo, el penoso problema se agranda, en vez de terminar de una vez por todas.