Hace unas semanas publiqué un artículo sobre el Movimiento de Unidad Progresista y Popular (MUPP), del cual fue satisfactorio observar que salió publicado un primer comunicado con ocasión del Día Mundial de la Juventud, el 12 de agosto. No solamente refleja la importancia que las y los jóvenes tienen para esta iniciativa, sino que también su participación activa en la misma: el borrador fue elaborado por jóvenes del MUPP.
Justamente es la juventud la que más abiertamente ha planteado el principio de buscar “la unidad en la diversidad”, porque están cansados y frustrados con el dogmatismo y el hegemonismo de pasados intentos de unidad o alianzas electorales. Señalan que nadie posee toda la verdad y que ésta debe buscarse entre todas y todos, sin discriminación alguna.
El concepto de unidad en la diversidad implica la equidad étnico-cultural, no solamente en cuanto a la participación sino que también en la respuesta que a cada uno de los cuatro pueblos de Guatemala se debe dar, para recoger sus intereses y aspiraciones. También exige la equidad de género, es decir, por primera vez en la política del país lograr establecer la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Implica, igualmente, la equidad de las generaciones, debiéndose propiciar la participación de los revolucionarios y otras personas con gran experiencia, así como la incorporación de jóvenes deseosos de dar cauce a su deseo de transformar el país. Nos recuerdan estos jóvenes, igualmente, que los grandes procesos de unidad y de lucha en Guatemala se dieron con la plena participación de la juventud, desde la gesta de la Revolución de Octubre, hasta las Jornadas de marzo y abril de 1962 y el inicio y desarrollo de la lucha revolucionaria a partir de ese año.
Finalmente, está lo más complejo, que es la diversidad ideológica y sociopolítica, que lleva a diversidad de acciones en lo político y a diversidad de luchas en lo social. En lugar de una fuerza política permanente, y no de solamente una coyuntural alianza electoral, se tienen hoy tres partidos y algunas agrupaciones de izquierda, una fuerza indígena pluri-ideológica y varias corrientes social cristianas y social demócratas, aparte de grupos políticos de centro-izquierda o centro-derecha que podrían tener cabida en un movimiento incluyente. Pero, por otro lado, las luchas sociales, conducidas por diversos actores del movimiento social, galvanizan a muchísima más gente que no encuentra respuestas en las organizaciones políticas. Se desarrollan en forma sectorizada y, en buena medida separadas de los actores políticos, las diversas luchas por la tierra, la defensa del territorio y la vida, la defensa de los recursos naturales clave y los derechos laborales, las luchas estudiantiles universitarias y de nivel medio, las luchas de los pobladores, de los participantes en la economía informal y de los migrantes. Ha llegado el momento de reconocer que estas luchas se verían multiplicadas y fortalecidas con procesos de unidad. Y hay otras luchas que no se han iniciado y que pueden ser adoptadas por las capas medias, como la defensa del consumidor, la oposición a la corrupción, el nepotismo y el autoritarismo y no digamos la lucha por la seguridad ciudadana y las oportunidades de desarrollo. Es fácil distinguir la diversidad de intereses, ubicada en los sectores populares, las capas medias y hasta sectores de la burguesía nacional; pero lo difícil es tender los puentes para la unidad. En esencia, el MUPP pretende ser ese crisol para la transformación sociopolítica a plazo corto.
¿Se tendrá participación electoral en 2015? Algunos pensamos que solamente por la vía electoral se van a acelerar las luchas políticas (incluido el cambio indispensable de la Constitución) y sociales. Para ello, la “unidad en la diversidad” exige una nueva forma de actuar democráticamente, de la cual hablaré en próximo artículo.