Unidad contra talibanes


La fuerza laboral de Pakistán alcanza los 45 millones de personas, de acuerdo a reportes gubernamentales.

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<p>Las Fuerzas Armadas pakistaní­es atacaron posiciones talibanes por tercer dí­a consecutivo, hoy, y dieron muerte a 14 insurgentes, mientras que el presidente de Pakistán pidió unidad a la nación tras enfrentamientos étnicos que dejaron 34 muertos en Karachi (sur).</p>
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Aviones de combate, helicópteros de ataque y tanques abrieron esta semana tres frentes contra los talibanes, que habí­an tomado el control de una región a sólo 100 kilómetros al norte de la capital, Islamabad.

En las últimas 24 horas, 14 militantes islamistas murieron en combates en el distrito de Buner, indicó un portavoz del ejército en Rawalpindi.

En el distrito vecino de Bajo Dir, 70 militantes y 10 soldados murieron mientras que 30 mil civiles huyeron de la región, precisó el ejército.

Los militares anunciaron el miércoles que fuerzas especiales lanzadas desde helicópteros tomaron Dagar, la principal ciudad de Buner, y dieron muerte a unos 50 combatientes talibanes.

Pero el avance militar enfrentó una feroz resistencia y la mayor parte de Buner, donde vive un millón de personas, seguí­a en manos de los talibanes.

El presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, dijo el miércoles por la noche que el paí­s enfrenta una «hora crí­tica» en su lucha contra los militantes islámicos vinculados a Al Qaida y que la ofensiva en la región montañosa de Swat es vital para proteger la Constitución.

«Llegó la hora de que toda la nación deje de lado sus diferencias polí­ticas y se coloque a la altura de las circunstancia y apoye plenamente a nuestras fuerzas de seguridad», dijo Zardari. «Esta es la única manera de demostrar nuestra determinación de mantener a Pakistán como un Estado moderado, moderno y democrático», añadió.

Treinta y cuatro personas murieron en enfrentamientos que comenzaron el miércoles y se prolongaron hasta este jueves entre miembros de la etnia pashtun, originarios del norte del paí­s, y habitantes de idioma urdu de Karachi, la capital financiera paquistaní­ con 12 millones de habitantes, según informaron las autoridades.

Fuertes tensiones existen entre los pashtun, que llegan en busca de trabajo, y los habitantes de Karachi, que acusan a los primeros de querer talibanizar a la liberal ciudad portuaria.

Las tropas pakistaní­es lanzaron esta semana una ofensiva contra los talibanes que tomaron el control de los distritos de Bajo Dir y Buner, a sólo unos 100 km de Islamabad.

La operación Rayo Negro se produjo después de intensas presiones por parte de Estados Unidos, que advirtió que el avance hacia el sur de los talibanes desde el valle de Swat y de sus santuarios en la frontera con Afganistán amenazaban la misma existencia de Pakistán.

En febrero, el gobierno pakistaní­ cedió el control de la región del valle de Swat y aceptó que los talibanes impusieran la ley islámica (sharia) para poner fin a dos años de una sangrienta rebelión liderada por el clérigo radical Maulana Fazlullah.

Pero los talibanes no se desarmaron y a principios de abril 500 milicianos talibanes entraron al Bajo Dir y a Buner, impusieron la sharia y aterrorizaron a la población local.

Los talibanes suspendieron las conversaciones de paz con el gobierno el lunes pasado después de que los militares lanzaron la ofensiva y no quedaba claro si el acuerdo de febrero sigue vigente.

El clérigo pro talibán Sufi Mohammad, que ayudó a negociar el acuerdo, afirmó el jueves que «serán reanudadas las negociaciones con el gobierno sólo cuando éste detenga la operación militar».