A raíz de los comentarios que La Hora ha publicado con relación al tema de los fideicomisos que se constituyen con fondos del Estado y cuya fiscalización se dificulta por el secreto bancario, esta mañana vino a visitarnos el Viceministro de Transparencia Fiscal y Evaluación, José Ricardo Barrientos Quezada, quien se hizo acompañar del Director y la Subdirectora de la Dirección de Fideicomisos del Ministerio de Finanzas y el Director de Comunicación Social, quienes explicaron que desde hace dos años se vienen implementando cambios que buscan transparentar la forma en que se gasta el dinero del erario.
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En el resumen ejecutivo de la situación de los fideicomisos se establece que al 28 de febrero de este año las entidades de gobierno, descentralizadas y autónomas le reportaron al Ministerio de Finanzas la existencia de 60 fideicomisos que no son todos los que se han constituido con fondos públicos, pero cuyo monto asciende a veintiocho mil setecientos millones de quetzales, cifra que debe servir para que los ciudadanos realmente nos interesemos por saber cómo es que se gasta ese dinero. El licenciado Barrientos Quezada indicó que han hecho serios esfuerzos por recabar información sobre los fideicomisos y por compartirla con la Contraloría de Cuentas, agregando que los nuevos fideicomisos que se constituyeron en este gobierno tienen normas más precisas para obligar a la publicación de los datos. Uno de esos fideicomisos es el del Fondo Social de Mi Familia Progresa y todos sabemos cuánto ha costado obtener información del mismo. Es tesis del Ministerio de Finanzas que no se pueden erradicar los fideicomisos porque muchos de ellos tienen una estructura legal que tiene fundamento en decretos que no se podrán revocar fácilmente. Por ello, dicen, lo que se busca es hacerlos más transparentes. Mi tesis es que los fideicomisos, desde que los empezó a utilizar el Estado dizque para agilizar la gestión pública, se han usado fundamentalmente porque protegen con el secreto bancario los malos manejos y en este país, donde la corrupción es norma, se terminaron convirtiendo en el instrumento perfecto para evitar cualquier vestigio de fiscalización. Eso de depurar los fideicomisos y transparentarlos es la misma babosada que aquella de reciclar la Policía Nacional. Lo que está podrido de raíz no se compone con chapuces y por lo tanto, cueste lo que cueste, hay que trabajar seriamente para crear instrumentos que hagan eficiente la gestión pública sin recurrir a mecanismos de secreto como el del los fideicomisos. Le decía yo al Viceministro de Finanzas a cargo de la transparencia que si realmente queremos hacer algo en el país por ese tema, hace falta que establezcamos una alianza entre la gente honesta, entre quienes sabemos que la corrupción es la piedra angular de los males de nuestra gobernabilidad, para forzar a los podridos poderes políticos a que aprueben normas que nos permitan cambiar los procedimientos que se han ido sofisticando para alentar la corrupción. La postura de La Hora ha sido categórica en contra de esas mafias que encuentran en los vericuetos de la ley el instrumento para encubrir sus picardías y sin duda alguna los fideicomisos son la expresión paradigmática de cómo se retuercen para lograr el objetivo. No es casual que los fideicomisos estén regulados en el Código de Comercio y que, por lo tanto, sean una figura del derecho privado. Pero gí¼izaches mafiosos aconsejaron su uso para no dejar huella de los robos del dinero público y así se han ido consagrando. El Viceministro me contó sus esfuerzos por ayudar a la transparencia y le dije que si así era, que se conformara una alianza a partir de una autocrítica del Estado para luchar contra poderes fácticos que hacen y harán todo lo posible por preservar el régimen de impunidad y corrupción. Si lo hacen, podrán contar con la ayuda de La Hora.