El día en que Johann Sebastian Bach nació, 21 de marzo de 1685, nadie se imaginó que dentro de unos años ese niño provincial, de Eisenach, se convertiría en uno de los más famosos compositores de música clásica, no solo de Alemania, sino de la humanidad en su conjunto.
En efecto, este fin de semana, he estado en la ciudad de Leipzig –ex RDA o Alemania comunista- para visitar a uno de mis ídolos favoritos: a Johann Sebastian Bach. Debido a que es aquí, en Leipzig, donde Bach vivió, trabajó como Director de Orquesta y compuso la mayor parte de sus más famosas obras musicales y donde también murió.
Entre paréntesis, culto lector, quisiera contarle que la ciudad de Leipzig es, en cuanto a la música clásica –pero también respecto a la filosofía y a la ciencia- un lugar con una historia cultural enorme. Aparte de Bach aquí también vivió Felix Mendelssohn Bartholdy- compositor, director de orquesta y pianista-; Richard Wagner –compositor y drammaturgo- Clara Schumann –compositora, pianista y esposa de Robert Schumann- y, claro, el gran Kurt Masur –exdirector de la Orquesta Filarmónica de New York, de Londres y de Francia. Pero aquí también nació Leibniz –científico, matemático y filósofo- y vivió el pensador Ernst Bloch –famoso por su Filosofía de la Esperanza. La ciudad de Leipzig ha sido, pues, morada de la Razón y del genio humanos.
La vida de Bach es muy larga, llena de trabajo intelectual; de conciertos; de dirección de orquestas y coros, pero también llena de anécdotas. Y bien podríamos pensar que hay, por lo menos, tres periodos importantes en su vida de compositor. Dichos periodos están, en particular, relacionados con las ciudades donde Bach trabajó y compuso su obra musical. Y el orden, histórico, de los mismos podría esquematizarse así: Weimar, Koethen y Leipzig.
En Weimar
Fue en Weimar donde Bach inició su carrera profesional. Su primer trabajo lo obtuvo todavía siendo muy joven, un imberbe. Con apenas 18 años fue contratado, por el príncipe Johann Ernst de Saxonia, como violinista y músico del Palacio Real en Weimar. Y en Weimar – ciudad que años más tarde se convertiría en el centro cultural de los pensadores y autores Clásicos alemanes- Bach trabajará también como Organista Real.
Hay que señalar que Bach nunca estuvo en el extranjero, pero sí viajó mucho en Alemania. Sobre todo, para escuchar o conocer a otros organistas o compositores famosos. Una vez, por ejemplo, trabajando como organista en la iglesia de San Bonifacio, pidió permiso para ausentarse por unos días; pero, al final, Bach se ausentó durante meses, debido a que quería conocer y escuchar al famoso organista Buxtehude. Para ello, Bach emprendió un viaje, a pie, de 400 kilómetros de ida y otros 400 de vuelta. Y no es seguro si fue el placer de caminar o la música de Buxtehude la razón de tan larga caminata.
En Koethen
Somos de la opinión de que Bach tuvo su mejor tiempo, como humano a partir de 1717. O sea, cuando Bach se mudó a la ciudad de Koethen bajo la tutela del Príncipe Leopold de Anhalt. Aquí, querido lector/a, Bach vivió muy feliz. Sobre todo debido a que el Príncipe Leopold era, aparte de músico, un gran admirador de la música clásica y del genio de Bach como compositor.
En Koethen Bach compuso su famoso Folleto para Anna Magdalena, que es una recopilación de piezas alegres y muy famosas entre los pianistas y violinistas –como los Minuetos en Sol Mayor. Al periodo de Koethen se remontan, también, sus famosísimas Suites para Violonchelo y las Sonatas y Partitas para Violín. Como ejemplo de la genealidad de la música de Bach vale la pena mencionar que Pablo Casals se pasó, como mínimo, trece años estudiando las Suites para Violonchelo antes de atreverse a tocarlas en público.
En Leipzig
Pues bien, una de las primeras cosas que habría que señalar es que en la ciudad de Leipzig Bach tuvo su mejor periodo de producción musical. Fue aquí, ciertamente, donde vivió más tiempo y donde compuso la mayoría de sus obras importantes. A causa de su reputación como organista y Compositor obtuvo el puesto de Director de Orquesta y Coro en la Iglesia Santo Tomas. Aquí Bach tuvo que dirigir el antiguo y famosísimo Coro de Santo Tomás (Thomanerchor), fundado en 1212.
Iglesia San Nicolás
Pero he preferido iniciar mi recorrido en la Iglesia San Nicolás debido a que fue aquí donde, precisamente, Bach dirigió e interpretó –con el Coro que dirigía- sus primeras Cantatas. Bach tenía la obligación de componer una Cantata por semana. Dicha pieza musical se tocaba el domingo durante el servicio religioso protestante. Bach compuso tantas Cantatas que, hace unos años, se realizó una grabación de la totalidad de dichas Cantatas y el producto final fue de: ¡60 CDs! Fue también aquí donde se interpretó -por primera vez- la famosísima obra Johannespassion.
Además, quisiera contarle –fiel lector/a- que la Iglesia San Nicolás ha tenido también un papel importante en el desarrollo histórico político de Alemania. Debido a que durante los últimos meses del régimen comunista en 1989, previo a la caída del Muro de Berlín, la iglesia San Nicolás fue refugio de los ciudadanos alemanes, orientales, quienes estaban hartos del totalitarismo y pedían cambios políticos, más libertad y más democracia.
Por eso, en la iglesia, a parte del fantasma de Bach, también hay una exposición de fotos que recuerdan las manifestaciones de ese entonces en la Alemania Oriental o ex RDA. Debido a que en esta iglesia, cada lunes y previo a una manifestación, se daba un servicio religioso llamado Oración por la Paz. Y vale la pena subrayar que, dichas manifestaciones, fueron, ciertamente, el origen de las posteriores y multitudinarias protestas populares que culminaron con la explosión del régimen comunista en la Alemania Oriental. El pueblo de Leipzig venció al totalitarismo.
Entonces, me siento en una banca de la iglesia, escucho el órgano que, por supuesto, toca la música de mi ídolo y pienso en él, en sus 20 hijos y en su familia. En efecto, Bach proviene de una familia excepcional, única. La familia Bach, durante generaciones, en un periodo de unos 200 años, produjo –como mínimo- unos 50 músicos y compositores de renombre. Muchos tíos como hermanos de Bach fueron organistas y músicos famosos. A la vez que algunos hijos de Bach también se volvieron músicos y compositores de renombre. Los miembros de la familia Bach fueron, durante mucho tiempo, músicos famosos y conocidos por todos los rincones de la región de Turingia. En la historia de la humanidad no ha habido otra familia comparable a los Bach.
Y no es erróneo pensar que el genio musical de J.S. Bach es único, sin comparación en la historia de la música clásica. Sobre todo, cuando sabemos que Bach no tuvo, como Mozart, a sus padres para que lo cuidaran y le brindaran una formación musical adecuada. Debido a que Bach, con solamente 10años de edad, se quedó huérfano de padre y madre. No obstante, Bach llegó a ser, aparte de un genial compositor, un virtuoso organista y clavecinista. Pero también violinista, violista y lo que en alemán se llama Kapellmeister. Título oficial que, en la Alemania del periodo Barroco, únicamente podían adquirir los compositores de renombre y prestigio.
De tal manera, bien podríamos afirmar que, en cierta forma, la música de Bach es muy cosmopolita. Sobre todo, porque sabemos que Bach se interesó mucho en la música italiana, y en menor grado en la francesa. Debido a que, en ese entonces, en dichos países el mundo de la música clásica era mucho más flexible -en cuanto a la tradición, estructura y normas del arte de la composición musical- que en Alemania. En Alemania la tradición era rígida y cerrada a cualquier tipo de cambio o innovación de estilo. Por ello, es posible afirmar que la música de Bach, gracias a su genio innovador, logra una cierta síntesis de muchos géneros y estilos de música clásica de su tiempo.
La Tumba de Bach
Al final de mi peregrinaje, paciente lector-a, he visitado la Iglesia de Santo Tomás debido a que fue aquí donde Bach trabajó como organista y Director de Coro y Orquesta. Además, fue aquí donde Bach presentó, por primera vez, su Pasión según San Mateo. La Matthäus-Passion es, sin lugar a dudas, no solo una obra maestra, sino una de las obras más largas que Bach compuso. Existen interpretaciones que duran tres horas. Es una obra famosa, no solo por su complejidad y estetismo, sino por su construcción armónica y profundidad espiritual.
En efecto, la genialidad de esta obra, como la del Oratorio de Navidad, han influido más allá de las fronteras de la música clásica, particularmente en el Jazz. Lo que, a decir verdad, no es fortuito, sino bien podría explicarse como una tradición iniciada por el mismo Bach. Debido a que, en su tiempo, Bach era también conocido por las improvisaciones que hacía en el teclado. Por lo tanto, bien podemos afirmar que Bach es uno de los primeros jazistas de la historia. Y para que usted se haga una idea de la vastedad de la música de Bach, le recuerdo que una de las pocas ediciones discográficas del conjunto de su música abarcó nada menos que 170 CDs.
En la Iglesia Santo Tomás está también la tumba de Bach. Y pareciera que, en el futuro, vamos a tener que llamarle San Bach, debido a que las paredes de la Iglesia están llenas de placas y notas conmemorativas y de agradecimiento por los “milagros” o favores que Bach ha realizado o concedido a sus fieles admiradores. Y si las cosas siguen así, estoy más que seguro que, un día, los feligreses bachianos –leáse bajianos- van a solicitar que la estatua de Bach, que actualmente se encuentra enfrente de la iglesia, sea removida y puesta en el Altar Mayor para su veneración.
En Alemania la tradición era rígida y cerrada a cualquier tipo de cambio o innovación de estilo. Por ello, es posible afirmar que la música de Bach, gracias a su genio innovador, logra una cierta síntesis de muchos géneros y estilos de música clásica de su tiempo.