A comienzos de la última década del siglo XX se propaló la idea de que se estaba ante la posibilidad de ponerle fin al clima de tensión y tirantez internacional que prevalecía durante la llamada Guerra Fría y que se inauguraría una época de paz y seguridad internacional.
\ Carlos Gonzáles \
El tiempo ha venido a demostrar que las cosas no han sido así y que la situación mundial es ahora mucho más tensa y tirante que en aquella ya lejana época a la que se le denominó de coexistencia pacífica y cuyo rasgo más característico consistía en relaciones de paz y seguridad internacional con base en el poder de las dos grandes potencias mundiales de entonces.
La situación internacional, a partir de 1991, es más tensa y tirante y se agrava aún más con la conformación de un mundo unipolar en el que predomina el poder y la fuerza de la potencia imperial más grande de la historia y que con el apoyo de sus tradicionales y nuevos aliados de Europa y de otros países, trata de imponer su hegemonía a como dé lugar. En ello cuenta el poderío militar y la sofisticada maquinaria bélica de que EE. UU. dispone ahora.
De ahí que no sea de extrañar que en estos días resuenen con más fuerza los tambores de guerra y que la paz y seguridad internacional esté pasando uno más de sus ya recurrentes momentos difíciles y peligrosos. En la situación y condiciones propias de estos diez años más recientes, el foco de tensión y tirantez se ubica una vez más en el Oriente Medio. Ello trae a la memoria lo ocurrido hace diez años cuando el Presidente George W. Bush desató su guerra de agresión y ocupación contra Irak con el pretexto de que el gobernante iraquí, Sadam Hussein, poseía armas de exterminio masivo, lo cual resultó siendo una gran mentira.
Parecido pretexto se esgrime ahora, esta vez, contra Siria a cuyo gobierno, presidido por Bachar el Assad, se le sindica de haber efectuado un ataque masivo con armas químicas contra las fuerzas opositoras que tratan de derrocarlo. Según el secretario estadounidense de Estado, señor John Kerry, Estados Unidos cuenta con evidencias irrefutables que “confirman” semejante sindicación.
Se está, entonces, ante un señalamiento pendiente de comprobación y no sería extraño que al igual que en 2003 resulte siendo una gran mentira más a fin de justificar la agresión e intervención estadounidense y de sus aliados a Siria, tomar partido abiertamente a favor de quienes se han propuesto derrocar a Assad y que, por cierto, no le es cómodo a la Casa Blanca para sus planes de expansión, ocupación y neocolonización en el Oriente Medio y el Norte de África.
Los cables internacionales de ayer y los que se están dando a conocer el día de hoy, permiten advertir que el escenario para la agresión está ya montado y las acciones bélicas en gran escala podrían iniciarse después del jueves de esta semana. El dispositivo bélico estadounidense y de sus aliados se ilustra muy bien en el mapa de la región publicado en elPeriódico de hoy.
Es por demás evidente que Estados Unidos no ceja en su empeño por mantener al mundo al borde de la guerra y en un clima de tensión y tirantez internacional permanente. Es a lo que hay que salirle al paso a fin de salvaguardar la paz mundial.