La suspensión de los once partidos políticos con la finalidad de que desistan en su propósito de anticipar la carrera electoral, debe felicitarse y apoyarse desde la población civil a efecto de fortalecer la iniciativa y posibilitar al Tribunal Supremo Electoral (TSE) acciones de más rigor a futuro.
El TSE no debe dar marcha atrás, notificar a los partidos políticos, según el deseo del Partido Patriota, y vigilar celoso el cumplimiento de lo prescrito en materia electoral. La decisión no puede sino llenar de optimismo en una sociedad donde la ley no se cumple o se le escamotea de manera profesional y a veces hasta poco elegante.
No se necesita la bola de cristal para imaginar lo que viene. En primer lugar, los partidos políticos pondrán recursos para anular lo dictaminado por el TSE. Llamarán a sus abogados que buscarán el pelo en la sopa para salir airosos en su empresa. Luego, actuará el Congreso de la República. Los Diputados se reunirán para expresar su preocupación por los efectos de lo dictado y, como siempre, con maneras poco sutiles, presionarán para que la suspensión quede sin efecto.
Por ello, el TSE debe proveerse de buenos argumentos, demostrar la vulgaridad de los partidos políticos que han tapizado el país con propaganda y defender el beneficio de la suspensión. Insistir que cumple con lo que se le demanda a la institución y que lo dictado es para beneficio del sistema político y la sociedad en general. Una campaña de concientización no caería mal, sabiendo aprovechar al mismo tiempo, los espacios de los medios de comunicación.
Con todo, si la institución que vela por la transparencia de la elecciones ha hecho bien, debería mostrar a la vez un abanico de acciones que atienda las legítimas demandas que se espera de ese ente electoral. La población debería ver iniciativas que no parezcan inspiradas por el momento, sino por un plan preestablecido cuyo fin sea una campaña electoral digna de país civilizado y justo.
No es fácil el mandato que tiene el TSE, se trata de enfrentarse con monstruos que capitanean los partidos políticos en los que los intereses que se juegan son demasiado altos. Hay mucho en juego en los partidos y por ello la institución debe mostrar fortaleza si quiere estar al nivel de batallas épicas.
Veremos cómo se mueve el cotarro político en la presente semana. El golpe ya fue dado, empezaremos a ver la reacción de las bestias.