Una sociedad que no mira el fondo


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La nuestra, quizá para sobrevivir, por pura indiferencia o por conveniencia, se ha convertido en una sociedad incapaz de ver a través del cristal con el afán de llegar al fondo de las cosas, para que a partir de ahí podamos conocer las grandes causas de nuestros males y aspirar a mejorar.

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt


Si es en el tema de la justicia, dependiendo lo que afecte a los grandes poderes, sacan a sus voceros a decir que alguien es honorable y que por tanto no es susceptible de que la justicia pueda indagar un hecho que lo relacione; o, a pesar de que reconocen que hubo excesos, de una vez los etiquetan de una manera diciendo que un juicio por genocidio no es necesario en el país y en esos dos casos, Eduardo Stein, es el ejemplo perfecto, es decir, para él la justicia debe actuar… bueno, ya no se sabe cuándo para él la justicia debe actuar para no herir susceptibilidades. Es lo mismo que argumentan los jueces cuando se quiere investigar a uno de los suyos.

Mejor haría Stein, después de haber sido parte de dos gobiernos y de haber visto de cerca cómo se cuecen las habas de los negocios, decirnos cómo es que funcionan las cosas en el país, cómo es que se negocian las cuotas de poder y debería advertirnos, que el problema de fondo es que en Guatemala los acuerdos de paz fueron pactos entre élites que no se tradujeron en mejoras de las condiciones que dieron lugar al conflicto armado hace tantos años. Estamos viviendo en tiempos de posguerra, la preguerra y eso es terrible para un país con grandes carencias y brechas sociales.

Y lo mismo nos ocurre en el tema de la corrupción. El partido Lider ya pintó de cuerpo entero a la Vicepresidenta, evidenciando sus lujos y las formas que todos los políticos (incluidos ellos) utilizan para acrecentar el poder y hacer más dinero, pero nadie aborda la necesidad de hacer cambios profundos para evitar que sigan existiendo más políticos inescrupulosos, que con sus compadres del sector privado, han hecho y seguirán haciendo pisto a costa del dolor y sufrimiento del pueblo. Ni hablar de la judicialización de esos casos de corrupción, porque para el MP y la Contraloría, el parte es sin novedad.

Si es en el tema de los impuestos, nunca se incluye en la ecuación el efecto que tiene la corrupción y la falta de transparencia en la recaudación, porque es ese mal lo que permite acuerdos para que existan privilegios especiales y además, hace que no haya presupuesto que alcance porque todo va a parar a los bolsillos de financistas. Nunca analizamos si los procedimientos de la SAT son los apropiados para una efectiva recaudación, ni tampoco se ataca la informalidad del sector privado y de los mercados populares.

Y así sobran los ejemplos, pues esa incapacidad de ver el fondo y el origen de los problemas también nos afecta en el área de salud, educación, seguridad y un largo etcétera. Esa incapacidad de ver el fondo, de entender que lo que hoy pareciera beneficiarnos a la larga nos termina perjudicando, es imperdonable.

Es importante entender cómo funciona nuestro país y cómo actúa nuestra sociedad, porque esa será la única manera en que podremos cambiar una realidad en la que hoy por hoy el futuro se pinta gris y complicado; es válido hacernos la pregunta: ¿quiere nuestra gente un cambio o prefieren que las cosas sigan así porque lo que al final nos afecta, puede que nos sirva en el camino?

Sin ver el fondo de las cosas nos faltará mucho por cambiar y mejorar, aunque irónicamente, a pesar de estar dramáticamente mal, aún no hemos tocado el fondo necesario que nos permita reaccionar y salir adelante.