Sobrevivir no es fácil, se necesita suerte y coraje para haber enfrentado una vida llena de vicisitudes: riesgos personales, renuncias e incomprensiones, trabajo de sol a sol hasta terminar exprimido sin ver muchas veces el resultado. Ser adulto mayor en Suiza o el Japón es una cosa, serlo en Guatemala para la mayoría es sinónimo de pobreza, enfermedad, desesperanza y abandono.
Los sistemas de Seguridad Social que funcionan a lo largo del mundo ofrecen cobertura decorosa para los que arriban como premio de la vida a la 3ª. Edad. En América, el Canadá maneja con excelencia la cobertura para los adultos mayores, al otro lado del mundo en el Japón son el centro del Toconoma, el altar de la casa familiar, ahí los niños aprenden a venerar en vida y después de muertos a sus mayores. Así lo considera también el «Bushido, código de honor de los Samurai», que dice: el que llegó a blanquear sus cabellos después de la batalla será cuidado con amor.
En Latinoamérica es Chile el país que mejor protege a sus mayores, uno de los logros que dejó la dictadura en medio de otros males. El sistema de Seguridad Social en base a la «capitalización individual» permite a cada trabajador construir su fondo de retiro contando con una base del Estado. Fue la iniciativa de un economista chileno: Hernán Bí¼chi con quien compartimos su experiencia años atrás. En Guatemala el fondo de IVS (Invalidez, Vejez, Sobrevivencia) que no cubre más de un 15% del total de personas de edad avanzada, lejos de ser modernizado ha servido a veces como caja chica del Organismo Ejecutivo (léase Presidencia de la República) pagando intereses más bajos que los bancarios y reteniendo sin plazo fijo los fondos.
Nuestro desastroso Congreso plagado de ignorantes y «vivos» (con honrosas excepciones) ha presentado una propuesta politiquera: el llamado Fondo Solidario para el adulto mayor. El Decreto 3906 creó un impuesto que obliga a personas individuales y jurídicas a una cantidad anual según sus ingresos cayendo en una serie de errores técnicos y falacias, los diputados lo han hecho para ganar puntos y congraciarse con los adultos mayores que reclaman una justa asistencia del Estado. El Fondo creado no es sostenible, constituye una doble tributación, carece de controles y al final incide sobre los salarios de empleados y empleadores y por si fuera poco no presenta ninguna herramienta para su recaudación.
El señor Héctor Montenegro, presidente de la Asociación Nacional de Personas de la Tercera Edad, refiere «que los diputados les aseguraron que sería una contribución voluntaria de los empleados y no impositiva. En opinión del presidente Berger, según leí en un matutino, dentro del Presupuesto 2007 existen recursos, esto no es lo que expresó el Ministro de Finanzas quien declaró que un gasto recurrente sólo puede ser cubierto con fondos recurrentes y este no es el caso.
El fondo solidario para el Adulto Mayor pretende tapar el sol con el dedo ante la carencia de un programa eficaz de Seguridad Social que permita a los adultos mayores una vida digna y productiva. Las personas de mayor edad podemos ser productivas. Hoy vivimos de veinte a treinta años más que hace un siglo y aún en instituciones se puede aportar a la sociedad y seguir realizándose.
Robert Butler, fundador del Centro Internacional de la Longevidad en New York y ganador de un premio Pulitzer, dijo que dejó de usar la palabra «jubilado» al darse cuenta que era sinónimo de decrepitud, yo creo lo mismo y no acepto ser un jubilado, Butler dedica su vida a trabajar por los derechos humanos de las personas de edad avanzada. Para terminar debemos pensar «para qué sobrevivimos», encontraremos una respuesta en que es para legar experiencia y sabiduría a los demás. Con excepción de aquellos ancianos privados de su capacidad mental se puede buscar cada día aportar para construir un mundo mejor.
El Fondo Solidario es una propuesta politiquera barata que debe ser rechazada por el Presidente de la República mientras al corto plazo se constituye un fondo transitorio estable en tanto se reforman los planes y la cobertura de la Seguridad Social, cosa que el País necesita. Los ancianos merecen muchísimo más que unas migajas de los gastos de la Nación.