Una propuesta bien presentada


Oscar-Clemente-Marroquin

Indudablemente algunos diputados tienen enorme interés por figurar en el conflicto existente entre los alumnos de magisterio y las autoridades de Educación y no sería sorprendente que alguno o algunos de ellos puedan ser de los que han estado instigando a los patojos a mantener una actitud beligerante. Sin embargo, al hacer del Congreso un foro público para debatir las diferencias entre el Ministerio y los alumnos, obliga a que la ministra haga un serio esfuerzo por presentar de manera coherente y lógica la iniciativa, de manera que el debate pueda terminar siendo en realidad productivo.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


De lo que sé, el ministerio se ha comportado en forma arrogante en el trato con los alumnos y éstos actúan bajo ciertas influencias que los radicalizan en sus posiciones. Esas dos posturas extremas, causantes de la crisis que culminó el lunes pasado con los incidentes en el Parque de la Industria, no pueden mantenerse en las audiencias públicas porque no se puede tapar el sol con un dedo y ahora es necesario que haya de ambas partes una actitud más responsable para darle paso a un diálogo que permita entendimientos.
 
 El equipo actual de la ministra de Educación no ha sido capaz de socializar adecuadamente la propuesta con los estudiantes. Aun y cuando algunos sostienen que el estudiantado es objeto de serias manipulaciones de sectores políticos, el hecho cierto es que no podrían mantener mucho una actitud así de no haber tenido una contraparte que les sirviera en bandeja la oportunidad de prolongar el enfrentamiento. Cada vez que la ministra decidió abandonar las reuniones o que los viceministros usaban sus teléfonos celulares para grabar imágenes de los estudiantes que se animaban a tomar la palabra para criticar las medidas del ministerio, como pasó el lunes cuando alumnos de los institutos fueron hostigados por uno de los viceministros que con gesto de muy pocos amigos se dedicó a filmar con su teléfono todas las intervenciones del estudiantado, se proporcionaron municiones en abundancia para que el empecinamiento de los jóvenes pareciera justificado.
 
 Por ello ahora hay que sacar provecho y ventaja del afán de protagonismo de algunos diputados. Se dice que la bancada de la UNE fue la más interesada en que el Congreso se convirtiera en escenario del diálogo entre ministra y estudiantes porque tienen fuertes vínculos con algunos de los dirigentes del movimiento de protesta, pero aun si ese es el caso, ahora se le presenta al Gobierno y a los estudiantes la oportunidad de un debate amplio, que tiene que ser sin dobleces ni cartas escondidas.
 
 Yo estoy convencido que el Congreso de la República sigue siendo lo que siempre ha sido, que la mayoría de los diputados no son capaces de aportarle mucho al país y que, en casos como éste, además del protagonismo de los diputados puede haber otras agendas encubiertas. Pero también me doy cuenta que ahora se abre un espacio, por la característica de publicidad que tendrán las actuaciones para ponerle fin a todo el curso de dimes y diretes que ha prevalecido enrareciendo el ambiente.
 
 Y que tanto estudiantes como autoridades asuman un plano de seriedad para debatir sobre las reformas a la carrera de magisterio, entendiendo que eso es fundamental para alcanzar mejores niveles en el campo de la educación en Guatemala y que jamás la profesionalización ha sido un camino equivocado cuando se trata de la dignificación de un sector tan importante y también tan numeroso como es el magisterio nacional.
 
 Bien explicado, que es lo que ha hecho falta, ese proyecto no puede ser rechazado por ningún estudiante que aspire a ser maestro por vocación pero tampoco por los que ven en ese oficio simplemente un medio para ganarse la vida.