Una partida de póquer que continúa


Imagen de ayer de la destrucción de un reactor nuclear en Corea del Norte. Ante este hecho, Condoleezza Rice, secretaria de Estado de EE.UU., pidió que se deshabiliten todos los programas nucleares de esa nación asiática.

El dossier nuclear norcoreano es como una «partida de póquer», recordaba un analista, que no acaba con la entrega por Pyongyang de la declaración completa de sus actividades nucleares, algo que parecí­an entender todos aquellos que reclamaban cautela ante este paso.


«Esto continúa. Desde hace 15 años veo a Corea del Norte jugando al póquer con un socio que es Estados Unidos y luego con los primos, que son todos los otros», explicó Jean-Vincent Brisset, director de investigación del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de Parí­s.

Este general de brigada de la fuerza aérea francesa retirado considera que Washington y Pyongyang se libran a un juego del gato y el ratón que siempre acaba en acuerdos beneficiosos que pagan otros, como Japón y la Unión Europea.

Corea del Norte «sobrevive gracias a la ayuda exterior y esta ayuda exterior se consigue en base a una especie de chantaje» que es el programa nuclear, sostuvo.

La entrega del inventario nuclear a Pekí­n, anunciada el jueves, tuvo continuidad ayer con la destrucción de una torre de enfriamiento del reactor nuclear de Yongbyon, espina dorsal del programa nuclear militar.

En virtud de un acuerdo alcanzado en febrero de 2007 con Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón y Rusia, sus interlocutores en las negociaciones diplomáticas a seis, Corea del Norte se comprometió a acabar desmantelando sus infraestructuras nucleares.

A cambio, recibirá una ayuda equivalente a un millón de toneladas de petróleo que será como agua de mayo para este paí­s pobre de 23 millones de habitantes que vive bajo el yugo estalinista de Kim Jong Il.

La entrega de su inventario atómico le permitirá además salir de la lista de Estados terroristas de Washington en 45 dí­as, lo que le permitirá de nuevo recibir ayuda estadounidense y acceder a préstamos de los organismos internacionales.

De todos modos, el presidente estadounidense George W.Bush expresó cautela: «no me hago ilusiones; es un primer paso, no es el fin del proceso, es el comienzo del proceso».

«Se trata de un primer paso útil. Bajo este acuerdo, Corea del Norte ya no podrá producir más plutonio, al menos en instalaciones conocidas», estimó Gary Samore, vicepresidente del Council on Foreign Relations (CFR) en una entrevista difundida en la página internet de esta organización de Nueva York.

«Como dijo Bush, aún queda mucho trabajo para completar la tarea», agregó.

«Los asuntos pendientes -explicaciones sobre el programa de enriquecimiento, explicaciones sobre las actividades de proliferación norcoreanas, desmantelamiento de otras instalaciones nucleares y, por supuesto, la eliminación de sus armas atómicas- son asuntos más difí­ciles», concluyó.

«Nosotros tampoco nos fiamos», aseguró ayer el diario The New York Times en un editorial. «Los lí­deres norcoreanos han oprimido y han empobrecido a su gente. Y aún no sabemos si han tomado la decisión estratégica de abandonar sus armas nucleares o están tratando de ganar tiempo».

Además de invitar a la prudencia, los últimos años de negociaciones han servido para que algunos analistas lleguen a la conclusión de que el ascendente de Pekí­n sobre Corea del Norte es menor del que se creí­a.

Existe unanimidad en que el punto de inflexión que condujo al éxito de cinco años de negociaciones fueron los ensayos norcoreanos de misiles balí­sticos en 2006 que finalmente obligaron a Washington a superar sus reticencias al diálogo bilateral.

«China es sólo un mirón en todo ésto. La declaración tení­a que ajustarse a las necesidades de Washington,» afirmó Ralph Cossa, presidente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (Centre for Strategic and International Studies) de Hawai.

«La influencia de China es limitada y probablemente se hubiera conformado con menos y mucho antes», dijo.

Solicitud


La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, exhortó nuevamente hoy a Corea del Norte a renunciar a sus ambiciones atómicas, dos dí­as después de la entrega de un inventario de sus actividades nucleares por parte del régimen de Pyongyang.

«Debemos lograr el abandono completo de todos los programas, armamentos e instalaciones», declaró Rice en una conferencia de prensa en Seúl, etapa de su gira por Asia que la conducirá el domingo a China.

El régimen comunista de Pyongyang entregó el jueves un inventario de sus actividades atómicas, elemento clave del acuerdo alcanzado en 2007 con los cinco paí­ses con los que negocia desde hace cinco años su desnuclearización (Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, China y Rusia).

El documento de unas 60 páginas, entregado con más de seis meses de atraso, y que aún debe ser verificado, no menciona ni la cantidad de armas nucleares que posee Corea del Norte ni sus actividades de enriquecimiento de uranio, ni de las armas de proliferación.

«Hasta ahora (…) no hemos recibido las respuestas que esperábamos sobre esos dos problemas, pero espero que Corea del Norte cumplirá con sus obligaciones tomando en serio estos asuntos y solucionándolos», insistió Rice.

La jefa de la diplomacia estadounidense llegó a Seúl procedente de Japón, donde el jueves y ayer participó en una reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G8.

En Seúl se reunió con su homólogo surcoreano, Yu Myung-Hwan.

Las discusiones del G8 se refirieron a la reanudación de las negociaciones de seis paí­ses (Corea del Sur, Corea del Norte, China, Estados Unidos, Japón y Rusia) sobre el desarme de Pyongyang, en punto muerto desde hace nueve meses.

Estas podrí­an reanudarse en julio en Pekí­n, un aliado de Pyongyang y anfitrión de estas negociaciones iniciadas en agosto de 2003.

Los cancilleres del G8 reunidos en Kioto (Japón), urgieron ayer a Corea del Norte a renunciar a todas sus armas nucleares.

«Sabemos que Corea del Norte no ha cumplido en el pasado con sus obligaciones. Por lo que vamos a controlar (el programa) muy atentamente», dijo Rice en rueda de prensa conjunta con sus homólogos del G8.

«También hay otras cuestiones serias, como los programas de enriquecimiento de uranio y las actividades de proliferación». «Hay un largo camino por recorrer», advirtió la secretaria de Estado.

Ayer, además de entregar sus inventarios, Corea del Norte hizo un gesto simbólico ampliamente difundido por los medios de comunicación, al destruir la torre de enfriamiento de su principal reactor nuclear en Yongbyon, ubicado a 100 km al norte de su capital.

Corea del Norte ha dado un paso «en el buen camino» al volar la torre de enfriamiento de su reactor atómico, pero todaví­a hay «mucho por hacer» para poner fin a sus programas nucleares, reaccionó ayer la Casa Blanca.

Ese complejo atómico, columna vertebral de su programa nuclear militar, está fuera de servicio desde julio de 2007.

La comunidad internacional saludó esos pasos de Corea del Norte, potencia atómica militar desde el 9 de octubre de 2006.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció que iniciará un procedimiento para levantar la sanciones impuestas a Pyongyang, pero aclaró que esto depende de la continuidad del la desnuclearización.

Según un acuerdo alcanzado en febrero de 2007 con los cinco paí­ses con los que negocia, Corea del Norte se comprometió a desactivar y desmantelar sus instalaciones nucleares contra una ayuda equivalente a un millón de toneladas de petróleo, vital para este paí­s de 23 millones de habitantes que sufre penurias crónicas.