El pasado domingo, luego de oficiar la respectiva misa semanal en la Iglesia Catedral, el Arzobispo Metropolitano de Guatemala, Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, ofreció algunas declaraciones a los distintos medios de comunicación acerca del verdadero espíritu de la Navidad.
El alto jerarca de la Iglesia Católica formuló un llamado a los guatemaltecos para celebrar el nacimiento de Jesús en forma austera, sin gastos excesivos, lo cual supone una Navidad sencilla, una Navidad en familia, sin excesos de alcohol, sin imprudencias que motiven accidentes de tránsito, condenando y lamentando todos los asesinatos, linchamientos y la pobreza creciente.
También consideró propicia la oportunidad para hacer referencia a la Navidad de los migrantes y deportados, la Navidad de la gente pobre que carece ya de todo, señalando que hasta los tamales han subido de precio.
A las reflexiones del señor Arzobispo, habría que agregar la aspiración de que en esta Navidad pudiera fortalecerse la conciencia de todas las personas para evitar la contaminación del ambiente, dado el tremendo daño que los seres humanos estamos causando al planeta Tierra, el cual se manifiesta entre otras cosas con el impresionante cambio climático.
Sin duda, la quema de cohetes y otros juegos pirotécnicos tanto en la fecha de Navidad como el día de Año Nuevo, causa mucho perjuicio al ambiente, pero todavía no existe el suficiente grado de concientización para reducir los efectos de esta tradición.
La contaminación atmosférica es un problema viejo. Ya en el año 1273 el Parlamento de Inglaterra aprobó una ley que prohibía quemar carbón en Londres. Posteriormente, los legisladores han tratado periódicamente de promulgar leyes para reglamentar las cantidades de contaminantes descargados a la atmósfera. Desdichadamente, muchas de estas disposiciones han sido desatendidas. Y después de centenares de años de negligencia hacia nuestro medio ambiente, la contaminación ha alcanzado una etapa crítica con la sequía, hambre y pobreza, el calentamiento global y tormentas insospechadas.
El pasado fin de semana concluyó sin mayor éxito en la capital de Dinamarca, la histórica conferencia mundial destinada a tomar decisiones importantes para hacer frente al desastre ecológico.
En esa reunión, el Presidente de Bolivia Evo Morales declaró que es «vergonzoso» que los países más poderosos gasten billones de dólares en la guerra y apenas una exigua cantidad para el cambio climático. Señaló que el presupuesto de los Estados Unidos es de 687 mil millones de dólares para defensa, y quieren destinar al cambio climático, para salvar vidas, una suma que resulta verdaderamente ridícula.