Una mujer figura por la primera vez entre los dos candidatos favoritos en una elección presidencial en Eslovaquia, un antiguo país comunista impregnado de tradiciones conservadoras, ahora bajo la influencia de una poderosa Iglesia católica.
Dos de los siete candidatos superarán la primera vuelta, el sábado, y serán con toda probabilidad el presidente saliente, Ivan Gasparovic, 67 años, y la candidata de la oposición, Iveta Radicova, 52 años, que según los sondeos tienen respectivamente un 50% y un 30% en intenciones de voto.
La campaña electoral ha carecido de entusiasmo, ya que la función presidencial es sobre todo honoraria en esta democracia parlamentaria surgida de la partición de Checoslovaquia, tras la caída del comunismo.
Gasparovic, un jurista, podría ser reelegido en la primera vuelta si logra más de la mitad de los votos, pero si no, la segunda vuelta será el 4 de abril.
En este caso, Radicova, una socióloga y diputada democristiana podría beneficiarse de una reorientación de los apoyos.
«Ivan Gasparovic representa la continuidad, a la vez del pasado comunista y de la coalición gubernamental actual, mientras que Iveta Radicova encarna un cambio de política y de generación», estima Olga Gyarfasova, politóloga del Instituto de Asuntos Públicos.
Sin embargo, «muchos creen que Eslovaquia aún no está lista para tener una presidenta, incluyendo las propias mujeres», según la psicóloga Jana Porubcova, de la Universidad de UCM.
Además, Iveta Radicova se ha ganado la ira de muchos sacerdotes por su posición calificada de demasiado permisiva sobre el aborto. Pese a que votó por una reglamentación más estricta de la interrupción voluntaria del embarazo, la candidata se ha negado a condenar su principio.
Aunque dijo no adoptará una posición en la campaña, la Conferencia Episcopal Eslovaca (KBS) no ve inconveniente en que los sacerdotes expresen «su opinión personal».
Sobre la cuestión del aborto, un obispo ha declarado que «los que no consideran al asesinato un pecado» sembrarán el camino de «matanzas» como Hitler o Stalin. Un vicario incluso ha criticado duramente que la socióloga viva en concubinato.
En este país de 5,4 millones de habitantes en que los jubilados representan un cuarto de los votos, Iveta Radicova ha optado por una amplia campaña de carteles, un gran activismo en internet dirigido a los jóvenes y ha copiado el lema de Barack Obama («Â¡Sí, podemos!»).
Con menos carteles y páginas en internet, Ivan Gasparovic se apoya principalmente en la visibilidad de su gestión presidencial.
Su lema «Juntos por Eslovaquia» envía la imagen de hombre de consenso que este ex comunista se ha forjado durante sus dos cohabitaciones sin problemas con el gobierno ultraliberal de Mikulas Dzurinda y luego con la coalición dirigida por el socialista Robert Fico.