Una momia llamada Daniel el travieso


FOTO LA HORA:  AFP   Luis Acosta

Trabajadores del museo cargan la momia del niño mexicano conocido como Daniel, donde se presentaron las famosas momias de Guanajuato descubiertas en 1865.» title=»FOTO LA HORA:  AFP   Luis Acosta

Trabajadores del museo cargan la momia del niño mexicano conocido como Daniel, donde se presentaron las famosas momias de Guanajuato descubiertas en 1865.» style=»float: left;» width=»250″ height=»206″ /></p>
<p>Lo llaman Daniel el Travieso, tení­a siete meses cuando murió y sus restos, momificados en un proceso natural, integran una muestra itinerante en México, en la que siempre está Raúl Chávez, experto en plomerí­a y el único autorizado a manipular las Momias de Guanajuato.</p>
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«Dicen que Daniel es muy travieso, que llora. Eso pasó en Mérida, la gente lo aseguró, pero la verdad es que a mí­ nunca me han espantado las momias», comenta Chávez mientras desembala tres de un conjunto de 36 momias que serán exhibidas a partir de mañana en la capital mexicana.

Se trata de una muestra de las legendarias Momias del estado de Guanajuato (centro), un conjunto de 111 restos humanos momificados en un proceso natural, aunque unos lo llaman «misterioso», resultado de las particulares condiciones de la tierra del panteón de esa región, carente prácticamente de humedad.

El resto humano más antiguo de las Momias de Guanajuato corresponde a un médico francés, Remigio Leroy, cuyo cuerpo fue exhumado en 1870, mientras que el más reciente es el de Daniel, quien murió en 1984, fue exhumado cinco años después y empezó a ser exhibido en 2005.

«Hay una normatividad en el panteón de Guanajuato. A los cinco años del fallecimiento, y si no hay perpetuidad, se exhuman los cuerpos, la familia tiene cinco años para reclamarlo y si no lo hace, después de otros cinco años se puede exhibir», dijo de su lado Román Márquez, quien ayuda a Raúl Chávez en el desembalaje de los cuerpos.

Daniel tiene su rostro descansando de lado, el cabello limpio y brillante, como recién lavado, viste tal y como fue enterrado, a semejanza de San José, con ropa verde y amarillo; sus pies están protegidos con calcetas y sandalias de cuero.

«Es una experiencia fuerte trabajar con las momias, se siente una presencia, una energí­a pues no olvidemos que son restos de humanos, como nosotros, y yo he desarrollado un afecto por estos cadáveres», añade Márquez al precisar que sólo 11 de las momias están identificadas, con nombre y fecha de muerte.

Raúl Chávez explica que de manera inesperada se convirtió en el único autorizado de la comunidad de Guanajuato, encargada de la custodia de las momias, para manipularlas y avalar a quienes lo ayuden en esta dedicada tarea.

«Hace 17 años llegué a trabajar al museo en mantenimiento, en trabajos de electricidad y plomerí­a, y luego nadie querí­a hacerse cargo del cuidado de las momias y yo me ofrecí­», comenta Chávez, quien prefiere no revelar el sueldo que recibe por este particular trabajo.

El cuidador de las momias ha viajado por las distintas ciudades de México donde han sido exhibidas estas momias, con más de un millón de visitantes, y hace unos dí­as regresó de Detroit, Estados Unidos, donde supervisó el traslado de otras 36 que empezarán a ser exhibidas en octubre próximo.

El museo de las Momias de Guanajuato firmó un contrato por tres años con la Asociación de Museos de Ciencia de Estados Unidos para exhibir estos restos humanos en Los íngeles, San Francisco, San Antonio, Chicago y Nueva York, además de que existe el proyecto de llevarlas a Europa y Asia.