Estoy consciente de lo que escribo y de las consecuencias que pueden afectarme, pero es necesario ya que en las Cortes en Guatemala, existe: nepotismo, corrupción al gastar el dinero del pueblo para lujos personales, altísimos salarios e indemnizaciones millonadas al final de cada período, sin merecerlos.
Además, laboran en otras instituciones en horas en que tienen que permanecer en sus magistraturas, pues se les paga tiempo completo.
Veamos algo de nuestra historia que se relaciona con el tema: por Decreto de las Cortes Generales y Extraordinarias, de 23 de octubre de 1812, en plena época colonial, «los Magistrados del Supremo Tribunal de Justicia y de los demás Tribunales especiales no puedan obtener otro cargo, comisión, ni ocuparse en otra cosa que en el despacho de los negocios de su despacho respectivo».
Queda demostrado, entonces, que no evolucionamos. Con semejantes magistrados actuales vamos como el cangrejo, para atrás.
Ojalá algún día se les obligue a reintegrar al erario público, los millones gastados en viajes, médicos, gasolina y jugosas indemnizaciones por cada período «laborado».
También proviene de las Cortes de Cádiz los decretos de libertad de imprenta y de opinión, cuando se trate de juzgar la conducta de funcionarios públicos.