Una interesante columna sobre las encuestas


Ayer, antes de conocer los datos de nuevas encuestas, leí­a yo una columna publicada en la página de Internet La Opinión, firmada por el licenciado Gustavo Osegueda, de quien en la reseña curricular que publica ese medio electrónico se dice que es egresado del Liceo Javier, Administrador de Empresas con maestrí­a en relaciones internacionales, ambos estudios realizados en la Universidad Rafael Landí­var, analista y consultor que trabaja como representante de Naciones Unidas para una fuerza de tarea en la región. La verdad es que el trabajo del licenciado Osegueda me llamó la atención porque realiza una crí­tica interesante al tema de la forma en que se realizan las encuestas y explica por qué en muchos paí­ses de tradición democrática, ese mecanismo de consulta se encuentra regulado por la ley.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Desde hace varios meses, en esa página reproducen con mi autorización varios de los artí­culos que publico en La Hora y soy uno de los muchos visitantes que tiene la página www.opinión.com.gt que es, como su nombre lo indica, un medio de comunicación dedicado a difundir columnas de personas de muy variado pensamiento y tendencia. La columna del licenciado Osegueda parte de una crí­tica que varios guatemaltecos hicieron a las encuestas de anteriores procesos electorales, demostrando con cifras que no hay tales de exactitud en las previsiones, como publican generalmente en la propaganda que se hace sobre la presentación de tales estudios de opinión pública.

Señala el analista y consultor cómo algunas de las empresas contratadas para realizar los estudios de opinión han tenido estruendosos fracasos en otros paí­ses de la región, donde vaticinaron resultados que distaron mucho del que oficialmente se produjo cuando terminó el recuento de los votos. Un punto que aborda el licenciado Osegueda es que mucha gente piensa que las encuestas no sólo son reflejo de la opinión de los electores, sino que de una u otra manera influyen en la población y por lo tanto influyen en el comportamiento de los ciudadanos a la hora de emitir el sufragio. Yo he comentado en más de una ocasión que las encuestas pueden sepultar totalmente a un candidato desde el arranque y condenarlo a no recibir ningún apoyo económico, limitando la capacidad de crecer de quienes no figuran punteando. Pero indudablemente que si las encuestas se realizan a la libre, es muy grande el campo de maniobra porque al no existir mecanismos de control que obliguen a la seriedad en su realización e interpretación, al final alguien podrí­a decidir la presentación de datos que no correspondan con la realidad pero sí­ con los intereses particulares.

Repito que la columna fue publicada ayer, antes de que se conociera ninguna encuesta nueva y Osegueda aventura a decir que no serí­a raro encontrar en el futuro cambios realmente sorpresivos. Y es que al final de cuentas la gente no anda recordando cifras ni cantidades con el correr de los años y por ello la credibilidad de las empresas encuestadoras no sufre mayor cosa porque al final de cuentas siempre hay explicaciones utilizando los márgenes de error o, como dicen otros encuestadores, que los resultados pueden variar por el comportamiento de los indecisos, lo cual siempre permite salir en caballo blanco si la inducción generada por la encuesta no se traduce en votos reales. Creo que el tema de las encuestas deberá ser objeto de estudios y regulaciones en el futuro, por el impacto que tienen en el comportamiento electoral desde el financiamiento de los partidos hasta el mismo sufragio.