Una fiesta comercial


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La celebración de la Navidad en Guatemala lamentablemente se ha convertido en una fiesta comercial caracterizada por el consumismo excesivo, por tragedias con la quema de cohetes, conductores de vehículos en estado de ebriedad con los consiguientes accidentes de tránsito, aumento de la criminalidad y una alarmante inseguridad ciudadana.

Félix Loarca Guzmán


Sin duda, la voracidad de los sectores económicos por obtener mayores ganancias en esta época vendiendo ilusiones y “la magia de una Navidad Feliz”, influye poderosamente en la mente de muchos guatemaltecos que pierden la noción de la realidad, y por eso resultan gastando lo que no tienen endeudándose escandalosamente a través de las tarjetas de crédito y otros mecanismos.

Hace días tuvimos oportunidad de escuchar en un noticiero de la televisión por cable, el testimonio de un oficial de los bomberos sobre los casos de años anteriores de niños con los dedos o manos mutiladas por la explosión  de cohetes y otros juegos pirotécnicos. El representante bomberil recordaba con tristeza, los daños irreversibles que han sufrido muchos pequeños al ser víctimas del manejo inadecuado de los artefactos fabricados con pólvora.

A esto hay que añadir que, quemar cohetes es quemar el dinero que tanto cuesta ganar en un contexto del sistema capitalista  como el de Guatemala. En vez de quemar el dinero, podría ser destinado para la compra de alimentos, medicinas, ropa o útiles escolares.

Consideramos que el verdadero sentido de la Navidad se ha desnaturalizado, y que los guatemaltecos tenemos que hacer un alto en el camino, a efecto de reflexionar sobre la forma como en nuestro medio se desarrolla esta celebración, resistiéndonos a la manipulación de la publicidad comercial.

Esta fecha debería estar rodeada de un marco diferente, resaltando la trascendencia de uno de los acontecimientos históricos de mayor impacto para los seres que habitamos este planeta, como fue el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, recordando todas sus enseñanzas para vivir en un ambiente de paz, sin odios, y en general de respeto a los derechos humanos.

Ojalá que estas líneas contribuyan a remover la conciencia de algunas personas para que no se dejen atrapar por la “marea consumista”, adquiriendo productos innecesarios por el poder de ofertas engañosas, que les pueden dejar sin los recursos necesarios para hacer frente a los desafíos del mes de enero, especialmente los gastos escolares.

Es motivo de preocupación cómo muchos guatemaltecos de escasos ingresos han abarrotado los centros comerciales, emocionados por las luces de colores y la idea equivocada de regalar lo que no pueden.

En lugar del jolgorio y el derroche, deberíamos hacer todo tipo de esfuerzos para  multiplicar en nuestra familia, en los centros de trabajo y en todos los lugares en donde sea posible,  el pensamiento de Jesús de “Amaos los unos a los otros”.