Desafiando la ley de las probabilidades, la escuela primaria Arcadia ha logrado unos progresos académicos que podrían servir como referencia para el resto de la nación. Casi todos los 420 alumnos de la escuela, en Spartanburg, viven en la pobreza y dos tercios son hispanos: el porcentaje más alto entre los planteles de Carolina del Sur.

Además, el número de alumnos aumenta a medida que familias completas llegan a las casas donde viven otros parientes. Algunos niños recién llegados no hablan suficiente inglés como para saber que el personal escolar les acaba de preguntar su nombre.
Los alumnos en Arcadia tienen “dos o tres ‘strikes’ en contra para comenzarâ€, dijo el director de la primaria, Chuck Bagwell, recurriendo al lenguaje beisbolístico.
Sin embargo, la escuela registra las calificaciones más altas en comparación con otros planteles que tienen desafíos mucho menores: Un 70% de los alumnos de tercero a quinto grado aprobaron los exámenes estandarizados de lectura y matemáticas durante el segundo trimestre del año y Arcadia ha alcanzado las metas federales de educación durante tres años consecutivos.
A principios de noviembre, el Departamento de Educación federal envió a dos investigadores a Arcadia como parte de un estudio sobre cómo mejorar los programas de enseñanza para los estudiantes inmigrantes que están aprendiendo inglés.
El llamado distrito escolar Spartanburg 6 fue uno de los 20 distritos de todo Estados Unidos que fue seleccionado para el estudio. Se espera que sus resultados ofrezcan consejos prácticos a los educadores a nivel nacional, de acuerdo con la agencia federal. Los investigadores contratados visitaron la primaria de Arcadia y otra en el mismo distrito escolar que tiene numerosos alumnos rusos y ucranianos.
Las autoridades escolares dijeron que el éxito de Arcadia es prueba de un buen liderazgo y de una comunidad más participativa, no sólo de los padres, sino también de voluntarios de universidades locales e iglesias en la zona.
Bagwell atribuye de inmediato el crédito a los profesores dedicados y sus jefes que los apoyan y otras personas, pero es evidente su pasión por los logros de los estudiantes. La escuela se ha convertido en un centro comunitario que atrae a los padres, al margen de su situación migratoria.
“Haré mi mejor esfuerzo para garantizar que se enseñe y se eduque a los chicos, tengan o no permiso para estar en el país legalmenteâ€, dijo el director a un reportero que visitó la primaria de Arcadia.
“Los políticos pueden expresar todas sus molestias, pelear y hablar del asunto todo lo que quieran, pero cuando los chicos vengan aquí, los educaremos, cuidaremos, amaremos, alimentaremos y vestiremos. Este es el campo de mi misiónâ€, afirmó.
Mientras el director camina por el pasillo de la escuela, los alumnos estiran con gusto su mano para chocarla con la de él. El director dice el nombre de cada uno de los chicos. Los profesores confirman que son raros los problemas de disciplina en clase.
“Simplemente aquí hay un compromiso total y un ambiente de triunfoâ€, dijo el superintendente del distrito Spartanburg 6, Darryl Owings. “Cuando se está ahí, uno lo advierte muy pronto. Es una escuela en la que los niños son lo primero, no sólo los alumnos hispanos. Los padres se sienten muy cómodos y comprometidosâ€.
Una de las primeras acciones que Bagwell emprendió tras su llegada hace ocho años fue ampliar la labor de la unidad escolar dedicada a las tareas posteriores al horario de clases.
Una hora durante dos tardes cada semana para una decena de chicos era insuficiente. En unos cuantos meses, Bagwell reunió suficiente dinero y voluntarios para aumentar el tiempo a dos horas diarias, de lunes a viernes. El programa se amplió después a un club de niños y niñas, donde la mayoría de los alumnos participan y permanecen hasta las seis de la tarde.
Cuando parten a casa ya terminaron su tarea. Los padres quieren ayudar, pero no pueden si no conocen primero el idioma.
La escuela también tiene un programa de verano, pero ayudar a los estudiantes en Arcadia a superarse implica algo más que el tiempo adicional de instrucción.
La enfermera de la escuela ayuda a organizar citas con el doctor y el dentista con quienes hayan aceptado atender a los niños cobrando por debajo del costo. Hay artículos donados para una despensa de alimentos y un ropero. Los estudiantes portan mochilas y útiles escolares donados. Hace varios años, un residente local incluso donó un abrigo de invierno para cada niño.
Para asegurarse de que los estudiantes no inicien clases con hambre, todos tienen un desayuno gratuito y –gracias a una subvención– reciben algo de fruta cada tarde.
“Hay que satisfacer las necesidades básicas antes de hacerse cargo de la educaciónâ€, dijo Bagwell. “A un niño con hambre no le importa leer ni escribirâ€.
La escuela también es el lugar donde las familias vienen a divertirse. Una vez al mes, la escuela organiza una noche de cine en familia, a menudo una película musical o de Disney.
“Se visten como si fuesen a la iglesia porque nunca han ido al cineâ€, dijo Bagwell, quien dice que en esto también hay un beneficio educativo: las películas ayudan a los padres a aprender inglés.
También tienen un sábado al mes dedicado al papá. Ellos –y algunas madres– vienen con sus hijos para un desayuno de galletas y zumo de naranja, asisten a charlas para padres y participan en algunos juegos por la mañana, desde juegos de mesa en la cafetería hasta básquetbol en el gimnasio o lanzar un balón de fútbol al aire libre.
“Es una oportunidad para que pasen tiempo con sus hijosâ€, dijo Bagwell. “La primera vez que lo hicimos, no creí que fuese a funcionar bien, pero la cafetería se desbordabaâ€.
Con apenas cuatro profesores que hablan español, la barrera del idioma existe en ambos sentidos. La población hispana de Arcadia se ha disparado en la última década, de menos del 10% a 65%, pero no fue sino hasta la primavera pasada que la escuela contrató a un intérprete inglés-español.
La escuela ha enfrentado gran parte del problema recurriendo a los propios estudiantes y convirtiéndolos en una especie de embajadores escolares.
Los estudiantes presentan una solicitud para ser intérpretes de Arcadia, conocidos como “AIMSâ€. Los maestros bilingí¼es de la escuela escogen a los 15 estudiantes que traducen mejor las conversaciones cara a cara y telefónicas. Los estudiantes AIMS reciben una camisa marrón y una identificación, de modo que durante jornadas de puertas abiertas y otros actos, los padres que necesiten un intérprete buscan a alguien con la camisa marrón.
“Una cosa clara acerca de nuestra escuela: Si usted llegó hoy aquí desde México, esta es la mejor escuela para llegar, pues más de la mitad de los alumnos pueden hablar con ustedâ€, dijo Bagwell. “Se acelera su proceso de aprendizaje porque los niños ayudan a donde quiera que vayanâ€.
La escuela organiza clases vespertinas para padres e invita a los adultos a usar las computadoras de la escuela para aprender inglés mediante un programa de Rosetta Stone. Libros grabados ayudan a que tanto padres como hijos aprendan a leer en inglés. Los padres saben que deben dar vuelta a la página cuando escuchan una campanilla, explica Bagwell.
La escuela cuenta con dos profesores de tiempo completo de inglés para hablantes de otras lenguas (ESOL, por sus iniciales en inglés), que ayudan a estudiantes fuera de horario regular para que mejoren su manejo del inglés.
Los estudiantes hispanos recién llegados trabajan diario en la escuela con una maestra de ESOL que habla español. El curso intensivo enseña los conceptos básicos, como números, letras y colores.
Melissa Miller, una voluntaria de la Organización de Padres y Maestros de Arcadia, dijo que eligió enviar a su hija a Arcadia después de mudarse a Spartanburg desde el condado de Greenville. Algunas personas le animaron para que no lo hiciera, dijo, pero ella quería que su hija de raza mixta se incorporara y aprendiera acerca de la diversidad.
“Yo sé que tomé la decisión perfecta para mi hija. Ella adora a la escuelaâ€, dijo Miller este año, cuando la niña era alumna de jardín de infancia.
Señaló que el aprendizaje en una clase que incluye varias nacionalidades se da en ambos sentidos.
“Es realmente algo maravilloso de ver. Cada vez que llega a la casa, todo el tiempo le enseña a su padre algo en españolâ€, dijo Miller.
“Si los niños no saben de los obstáculos que tienen por delante, no saben que están ahí. Si no se dan cuenta del hecho de que son hispanos o pobres, y que se supone que eso va en su contra, no lo será. Vienen a la escuela sabiendo que se espera que sobresaldrán y se comportarán de cierta manera. Dejen a los adultos enfrentar los obstáculosâ€, agregó.
«Haré mi mejor esfuerzo para garantizar que se enseñe y se eduque a los chicos, tengan o no permiso para estar en el país legalmente».
Chuck Bagwell
Director de la escuela