Una cosa es la polí­tica y otra las Olimpiadas


Un fuerte contingente de seguridad custodia el paso de la antorcha olí­mpica en su paso por San Francisco.

China llamó hoy al Comité Olí­mpico Internacional (COI) a dejar los «factores polí­ticos irrelevantes» fuera de los Juegos Olí­mpicos, después de que su presidente, Jacques Rogge, pidiese a Pekí­n que respetase sus compromisos en materia de derechos humanos.


Rogge admitió, durante una rueda de prensa en Pekí­n, que los Juegos atraviesan una «crisis» a raí­z de las protestas que han enturbiado el periplo mundial de la llama olí­mpica y pidió a China que cumpla su promesa de mejorar la situación de los derechos humanos antes del inicio de los Juegos en agosto.

Rogge reconoció estar «entristecido» por el hecho de que el recorrido de la llama «no sea la fiesta que todos deseábamos». Pero el recorrido de la llama olí­mpica, que el viernes tendrá sus relevos en Buenos Aires, seguirá adelante, insistió.

Admitió asimismo que los responsables chinos habí­an prometido que si se les atribuí­a la organización de los Juegos Olí­mpicos de 2008 eso «harí­a progresar las cuestiones sociales y en especial los derechos humanos» y emplazó a las autoridades chinas a respetar «este compromiso moral».

Pero la portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Jiang Yu, se apresuró a decir a los periodistas que la idea de una «crisis» habí­a sido exagerada y dejó claro que China no entrará en un debate sobre su respeto de los derechos humanos.

Jiang llamó a los responsables del COI a respetar la carta olí­mpica que estipula que «no se introduzcan factores polí­ticos irrelevantes» en los juegos.

A pesar de la polémica, la portavoz del COI, Giselle Davies, desmintió la existencia de tensiones con el gobierno chino. Davies declaró que las relaciones entre Rogge y las autoridades chinas seguí­an siendo «muy buenas», y que ambas partes coincidí­an en que deporte y polí­tica «deben estar lo más separados posible».

Por otra parte, el ministerio chino de Seguridad Pública anunció la desarticulación de «dos grupos terroristas» en la región autónoma de Xinjiang (noroeste), de población mayoritariamente musulmana, y que planeaban «secuestrar a periodistas, turistas y atletas extranjeros durante los juegos».

La atención internacional sobre la situación de los derechos humanos en China se intensificó el mes pasado, cuando protestas en Tí­bet contra el régimen chino degeneraron en violentas revueltas y se extendieron a otras zonas del paí­s reivindicadas por los independentistas tibetanos.

Según los lí­deres tibetanos en el exilio, la represión china de las protestas dejó más de 150 muertos. Pekí­n insiste en que las fuerzas de seguridad no mataron a nadie y afirma que los manifestantes son responsables de la muerte de 20 personas.

China cerró la región a la prensa extranjera y a los observadores independientes. En un comunicado conjunto divulgado en Ginebra, siete expertos de la ONU en materia de derechos humanos expresaron el jueves su «profunda inquietud» por la decisión.

China, además, rechazó una demanda de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Louise Arbour, para visitar Tí­bet. Arbour habí­a hecho un llamamiento al gobierno chino para que «permita a los manifestantes ejercer sus derechos de libertad de expresión y reunión y se abstenga de todo uso excesivo de la fuerza para mantener el orden».

El lí­der espiritual tibetano, el Dalai Lama, volvió este jueves a desmentir las acusaciones chinas de estar detrás de las revueltas y reiteró su apoyo a la organización del evento deportivo por China.

Los chinos «se merecen los juegos», dijo el Dalai Lama desde Japón. «A pesar de los desafortunados incidentes de Tí­bet, mi posición no ha cambiado», agregó.

Por su parte, en Bruselas, el Parlamento Europeo pidió a los dirigentes de la Unión Europea que condicionen su participación en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Pekí­n a la reanudación del diálogo entre China y el Dalai Lama.

Fuerte custodia


La antorcha olí­mpica llega hoy a Buenos Aires, única escala latinoamericana en su periplo mundial a los Juegos de Pekí­n-2008, para hacer el viernes un recorrido por la ciudad fuertemente custodiada, en tanto activistas pro-Tí­bet anunciaron una marcha pací­fica.

«La antorcha llega de San Francisco en avión y directamente va a un hotel con una delegación de 140 personas que viajan con la llama, con el fuego prendido», dijo el jueves Franciso Irarrazával, subsecretario de Deportes del gobierno de Buenos Aires.

El recorrido del fuego olí­mpico será a lo largo de 13 km por la capital argentina, con una custodia de 2.700 miembros de la Policí­a Federal y la Prefectura (guardacostas), tras los accidentados pasos por Parí­s, Londres y San Francisco.

En las tres ciudades se produjeron manifestaciones de rechazo a la represión a opositores del Tí­bet, que exigen autonomí­a de China, que a su vez lo considera como propio.

Organizaciones locales argentinas de tibetanos y practicantes del culto Falungong, prohibido en China, anunciaron que se movilizarán el viernes de forma pací­fica para pedir el cese de violaciones a los derechos humanos por parte de China, aunque aclararon no estar en contra del espí­ritu de los Juegos Olí­mpicos.

En tanto, el movimiento del Relevo Mundial de la Antorcha de los Derechos Humanos convocó a realizar una marcha pací­fica en el mismo horario en que se desplazará la llama olí­mpica, pero haciendo el recorrido en sentido contrario.

Los organizadores de esa movilización advirtieron que no realizarán protestas como las que se verificaron el pasado fin de semana en Londres y Parí­s, donde debió suspenderse el relevo de la llama a pocos kilómetros del final del recorrido, aunque no desestimaron que otros grupos puedan provocar incidentes.

La ceremonia oficial comenzará a las 14H00 locales (17H00 GMT) en un anfiteatro cercano al puerto de Buenos Aires, y se extenderá por unas tres horas en las que el fuego olí­mpico pasará por las manos de 80 relevistas, en su mayorí­a deportistas.

Entre los que portarán la antorcha en su recorrido terrestre y acuático por Buenos Aires están el velista olí­mpico Carlos Mauricio Espí­nola, la capitana del seleccionado de hockey sobre césped Magdalena Aicega, el ex futbolista Gabriel Batistuta y el jugador de la selección de rugby Manuel Contepomi.

La ceremonia final se realizará en el Club Hí­pico, barrio de Palermo, donde la antorcha será empuñada por la ex tenista Gabriela Sabatini.

Los organizadores invitaron a participar de los relevos al í­dolo deportivo Diego Maradona, que se encuentra fuera del paí­s, pero aún no se confirmó su presencia en la ceremonia.

El periplo de la llama es el más ambicioso de la historia de los Juegos Olí­mpicos, con una ruta de 137.000 km recorriendo una veintena de paí­ses de los cinco continentes, además de China.

La antorcha arrancó su viaje el 24 de marzo en la ciudad griega de Olimpia, y del 4 de mayo al 7 de agosto hará un recorrido por China, antes de arribar el 8 de agosto al estadio olí­mpico de Pekí­n.

El gobierno de Argentina mantiene una importante relación comercial con China, principal destino de sus exportaciones de soja.