Una confesión sincera


EDUardo-Blandon-2013

Hoy es un día de reunión, tengo la agenda en mis manos y estoy feliz.  Mi gozo no es porque crea que el resultado del encuentro trastocará el decurso del universo, sino por la refacción.  En el Hotel del Centro se esmeran en poner panes, café, pastel, frutas y alguna sorpresa adicional.  Es mi día favorito porque al terminar, mi día se concluye con un informe sobre lo actuado.

Eduardo Blandón


Mañana jueves sostendré un encuentro con mi equipo para darle seguimiento a las actividades de la semana. La secretaria lo tiene ya todo preparado y aunque no habrá más que café con champurrada (eso sí, con azúcar dietética y leche en polvo), la sesión me consumirá la mañana.  Por la tarde tendré tiempo para leer un poco, corregir documentos y dar lineamientos políticos para que las cosas vayan a pedir de boca.

Recién regresé de México de un encuentro con las autoridades migratorias.  Sí, no niego que las sesiones fueron intensas, negociar con los mexicanos nunca ha sido fácil.  Además nos tratan sin mucho respeto, son arrogantes y con sentido de superioridad.  Eso sí, muy elegantes, metidos en el tema, demasiado serios para mi gusto.  Tengo la impresión que se toman muy a pecho los encuentros.  No es para tanto.

Soy de la opinión de que somos peones en un juego cruel.  Víctimas.  Y es inteligente la conciencia porque no está en nuestras manos cambiar la estructura del mundo.  Entre otras cosas por eso siempre rechacé el optimismo marxiano. Carajo, seamos sensatos, somos peonzas que bailamos a gustos de otros.  Creerse protagonista es signo de inmadurez.  Lo cual no significa que algo no podamos hacer.  Al menos mitigar los sablazos.
      
Mientras tanto se inventó la diplomacia.  Lo mío consiste en el establecimiento de diálogo: crear puentes.  Por eso es que vivo de reunión en reunión.  Y me las disfruto.  Como bien, gano lo suficiente y construyo mi imagen.  Soy feliz porque me conocen en muchos ámbitos.  Me codeo con ministros, los periodistas me entrevistan y de alguna manera soy parte del jet set.

Así es la vida.  Algunos se ganan el dinero con mucho sudor, yo sentado en oficinas.  Soy funcionario de gobierno.  Consultor le dicen también.  No lo niego ni trato de engañarme, a veces siento que me pagan por no hacer nada, pero supongo que es parte de las injusticias de la vida. Tengo tiempo hasta para estas cavilaciones.  Es increíble.