Una burla a los ciudadanos


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La vida está llena de contradicciones. Algunas son naturales y otras intencionales, pero las del Congreso van más allá y parecen ser malintencionadas, como sucede con la descarada violación a la Ley de Acceso a la Información Pública.

Por Javier Estrada Tobar
jestrada@lahora.com.gt


Y es que los diputados, que a diario se llenan la boca con los discursos de transparencia y se atreven a alzar la voz en las citaciones a funcionarios para pedir que rindan cuentas, se encuentran entre los principales violadores a la Ley que se aprobó en el Legislativo en el 2008 para garantizar el derecho a la información a los ciudadanos.

Debido a los obstáculos que se imponen en el Congreso, no hay quien pueda saber con certeza cuánto cobra mensualmente cada diputado por concepto de salario, las dietas por la asistencia a sesiones plenarias ni el manejo de las cajas chicas, que a mi parecer son muy grandes. Todo se oculta muy bien en un manto de complicidad tejido por diferentes bancadas.

Que los hacedores de leyes violen las leyes es una verdadera burla a los ciudadanos aceptada en silencio por muchos y que parece pasar por alto para las entidades encargadas de controlar el tema, pero que los ciudadanos no deberíamos dejar pasar por alto.

Predicar con el ejemplo. Eso es lo que deberían hacer los representantes y gobernantes, pero pasa todo lo contrario, especialmente con el tema de transparencia y rendición de cuentas, con el que se evidencia que no existe el mínimo respeto por la ciudadanía y la auditoría social.

Todos los días los periodistas nos enfrentamos a diferentes retos en el ejercicio de nuestra labor, y  uno de los más complicados de superar es el difícil acceso a la información pública en diferentes instituciones.

Hay dificultad para acceder a informaciones de la Presidencia de la República y de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad, por ejemplo, pero parece un exceso que en el mismo Congreso se dé la pauta para violar la ley que se creó en el mismo hemiciclo.

Es comprensible que los diputados no muestren el mínimo interés en abrir sus archivos y facilitar información a la población, porque la ciudadanía permanece indiferente ante los atropellos de la Ley y la ignorancia de las mayorías es la que les permite a los diputados beneficiarse del statu quo.

La información y el conocimiento son fundamentales en la lucha por el poder, y quienes quieren apartar a la población de esos elementos tienen la clara intención de beneficiarse de alguna. A mi criterio, esa es la postura de muchos legisladores que mantienen bajo una reserva injustificada la información que debería estar al alcance de todos.

Sin embargo, cada día crece más la conciencia internacional de que acceder a la información y a la verdad es un derecho importante en las sociedades democráticas, donde las personas cuentan con acceso a los conocimientos que les permiten tomar las mejores decisiones.

El ejercicio del poder es dialéctico y no me sorprendería que un día se revierta esta situación, y que los diputados se arrepientan de sus maniobras oscuras.