Lejos de los piratas, Mogadiscio espera una nueva batalla sangrienta.
«Parece que esta guerra no va a acabar nunca», dice, desesperado, Hussein, en su tienda de Mogadiscio. Lejos de los piratas que llaman la atención de la comunidad internacional, este lavandero espera una nueva batalla sangrienta por el control de la capital somalí.
Hoy, al menos 11 insurgentes islamistas murieron en Mogadiscio, capital en ruinas de un país devastado por 17 años de guerra, en unos intercambios de disparos con las fuerzas gubernamentales, indicaron testigos.
Expulsados a finales de 2006 de la capital y de sus posiciones en el centro y el sur de país por la intervención del ejército etíope, que entró en el país para apoyar al gobierno de transición, los insurgentes islamitas están ganando terreno desde hace varios meses.
Presentes en la capital, suelen tomar por blanco a representantes gubernamentales, a militares somalíes y sus aliados etíopes, así como a la fuerza de paz de la Unión Africana (AMISOM). En el exterior han rodeado prácticamente la ciudad.
La mujer de Hussein Mohamed Ibrahim murió recientemente en unos enfrentamientos.
Ahora, este lavandero de Mogadiscio teme por la vida de sus cuatro hijos, y se acuerda del terror que reinaba el año pasado, cuando la población se vio atrapada en los barrios bombardeados por la artillería etíope y gubernamental, en su lucha contra los islamistas.
«Somalia vuelve a estar en manos de los islamistas. Nada ha cambiado en dos años, salvo que muchos inocentes han muerto», comenta Hussein, desolado. «Tenemos una nueva batalla, una nueva lucha de poder. Parece que esta guerra no va a acabar nunca», dice.
Tanto para él como para los habitantes de Mogadiscio, la piratería no es nada comparada con el sufrimiento y los desastres de la guerra.
La ciudad se ha vaciado de buena parte de sus habitantes, que se apiñan en campos de desplazados. Más de un tercio de los somalíes dependen de la ayuda internacional para sobrevivir.
En un intento por salir de lo que se ha convertido en un avispero, el ejército etíope anunció su retirada progresiva de la capital.
Minado por querellas internas entre el presidente y el primer ministro, el gobierno es incapaz de restaurar su autoridad, y deja la vía abierta a los islamistas.
«Creo que los islamistas que luchan por el control del país se están acercando a la etapa final de su conquista», a saber Mogadiscio, pronostica Abdullahi Jama, librero.
«Tienen Mogadiscio rodeado. Ya han tomado la mayor parte del país» añade. Al igual que Hussein el lavandero, asegura que se acerca la gran batalla por el control de Mogadiscio.
En un primer momento, la población dio la bienvenida al regreso al orden cuando los islamistas tomaron la ciudad en 2006, aunque luego rechazaron la extremadamente estricta aplicación de la ley islámica por los Tribunales Islámicos.
«Nuestros niños ya no van a la escuela por los enfrentamientos, así que quizá sería mejor que la capital caiga de una vez por todas», explica una madre de familia, Asha Yusuf Ali.
«Al menos, los islamistas aportarán una forma de paz, aunque a algunas potencias extranjeras no les gustará», dice Abdirahman Qoje, vendedor de té en el gran mercado de Bakara, donde los civiles mueren regularmente víctimas de balas perdidas u obuses que se abaten sobre sus casas.
Los piratas somalíes del superpetrolero saudita «Sirius Star» reforzaron hoy sus defensas en torno a su botín, tras pedir por él un rescate de 25 millones de dólares.
Mientras varios países siguen enviando buques de guerra a la zona y los armadores buscan rutas alternativas, más milicianos acudieron al puerto de Harardhere, una de las bases de los piratas, situada a 300 km al norte de Mogadiscio, donde se encuentra el petrolero secuestrado, según residentes locales.
«Algunos de ellos están en la ciudad y otros están alojados en un pueblo cercano, para acudir si hace falta», dijo Mohamed Awale. El residente dijo que los milicianos que refuerzan a los piratas procedían de las regiones vecinas de Gulgudud y Mudug.
El «Sirius Star», el mayor barco jamás capturado por los piratas en las costas de Somalia, con dos millones de barriles a bordo cuyo valor es de unos 100 millones de dólares, fue secuestrado el sábado pasado.
Ayer, los piratas dieron a los propietarios saudíes del petrolero diez días para pagar un rescate de 25 millones de dólares.
En una entrevista exclusiva desde el petrolero, un pirata que se identificó como Mohamed Said amenazó con consecuencias «desastrosas» si Vela International, filial de transporte marítimo de la compañía petrolera Saudi Aramco, no responde a la demanda.
«Pedimos 25 millones de dólares a los propietarios saudíes del petrolero. No queremos negociaciones que se eternizan para solucionar este asunto», declaró Mohamed Said a bordo del «Sirius Star», contactado desde Nairobi.
«Los saudíes tienen diez días para satisfacer» la exigencia, «si no, actuaremos de una forma que podría ser desastrosa», agregó el pirata, sin más precisiones.
Hoy, el ministro saudita de Relaciones Exteriores, el príncipe Saud Al Faysal, djio no saber si los propietarios del petrolero están negociando con los piratas, al contrario de lo que dijo el miércoles.
Además se mostró hostil a la negociación con los captores, calificando la piratería de «demonio que hay que erradicar, al igual que el terrorismo».
Según un informe militar, los piratas, armados de fusiles Kalashnikov y lanzacohetes y a bordo de dos lanchas, capturaron el «Sirius Star» en apenas 16 minutos.
Por otro lado, varios expertos dijeron que los piratas del «MV Faina», un carguero ucraniano capturado en septiembre con tanques y armamento a bordo, le habían colocado una bomba a modo de trampa.
Además, los grupos de protección del medio ambiente han advertido contra una catástrofe ecológica si se produce un vertido del «Sirius Star».
Con 94 ataques en el Golfo de Aden y el Océano índico este año según la Oficina Marítima Internacional (IMB por sus siglas en inglés), los piratas han emergido como una amenaza para el comercio internacional.
Estados Unidos dijo que buscará apoyo en la ONU en favor de una resolución que refuerce las medidas de seguridad internacionales contra los piratas somalíes.
Después de que la Oficina Marítima Internacional advirtiera que los piratas están «fuera de control», los países árabes ribereños del mar Rojo se reunieron ayer en El Cairo y apoyaron la idea de cooperar contra los piratas, pero sin adotar medidas concretas.
Frontline Ltd, líder mundial de transporte de crudo, dijo hoy que para terminar con la piratería se necesita una estrategia militar más agresiva.
«Creo que ésa es la única solución», dijo Martin Jensen, directivo del armador noruego, con sede en Oslo.
Otros armadores han decidido evitar las peligrosas aguas de Somalia desviando sus barcos hacia el cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica, pese a la mayor demora y los mayores costes que supone alargar las rutas.
El gigante danés A.P. Moller-Maersk ha ordenado a algunos de sus barcos tomar una ruta diferente.
«Los barcos carentes de una velocidad adecuada o de un casco suficientemente alto evitarán por el momento el golfo de Adén, y buscarán rutas alternativas al sur del cabo de Buena Esperanza y al este de Madagascar», dijo la compañía.
El primer ministro somalí Nur Hasan Husein advirtió que la piratería seguirá causando estragos a menos que el mundo ayude a poner en marcha un gobierno eficaz en Somalia, en guerra civil desde la caída en 1991 del dictador Mohamed Siad Barre.