Un solo paí­s, varias realidades


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Guatemala es un paí­s formalmente hablando pues cuenta con población, territorio y poder instituido; sin embargo, la realidad de este paí­s presenta varias facetas, diferentes dinámicas, distintas condiciones en espacios geográficos. Estas dinámicas sociales se caracterizan dependiendo de las modalidades que se quieran analizar.

Juan José Narciso Chúa

 


De hecho, la realidad urbana de la ciudad es sumamente diferente de las áreas urbanas del espacio rural, y aunque las dimensiones son diferentes, los centros urbanos han tendido a parecerse más a la ciudad, pero las presiones del transporte urbano (buses, taxis y tuc tucs), las concentraciones de personas y tráfico, la presencia de mercados ascendentes, el crecimiento del sector informal, más la presencia de las franquicias de comida rápida, son caracterí­sticas propias de los centros urbanos.

Sin embargo, las áreas rurales constituyen los espacios de población que mayores contradicciones presentan y que determinan la diferencia significativa con los centros urbanos, pero que en el marco de las intervenciones para el desarrollo, representan las áreas que mayor atención merecen por sus condiciones particulares.

De hecho, la situación de desigualdad social, se expresa principalmente a través de las condiciones de pobreza y la pobreza extrema, y éstas se concentran con mayor cantidad en el área rural (70.5% y 24.4%, de la población ubicada en estas áreas, respectivamente, para el año 2006); esto significa que 4.7 millones de personas que habitan en el área rural viven en pobreza; mientras que 1.6 millones sobreviven en la pobreza extrema.

En las condiciones de etnicidad, que constituye otro de los grupos poblacionales más vulnerables en términos de la desigualdad, se sabe que del total de población en el área rural que vive en pobreza para el año 2006; 3.8 millones de personas son indí­genas y son pobres; mientras que del total de población rural que vive en pobreza extrema; 1.4 millones son indí­genas.

La agricultura como actividad económica, en la actualidad aporta al PIB un 13% aproximadamente, cuando en años anteriores constituí­a hasta el 25% de toda la actividad productiva; a pesar de esta caí­da en su aporte a la producción nacional, la agricultura absorbe para el año 2006 un total de 1.7 millones de personas al empleo; es decir, es una de las actividades con mayor rentabilidad social por el empleo; de éstos, 1.4 millones de hombres y 0.3 miles de mujeres.

La población indí­gena que vive de la informalidad cuenta con ingresos promedio de Q.773 mensuales en 2006, mientras que la misma población en el sector formal prácticamente tiene el doble de ingresos.

Estos datos se presentan únicamente para caracterizar mí­nimamente las grandes diferencias y contradicciones entre las realidades urbana y rural, indí­genas y no indí­genas, hombres y mujeres, formales e informales y aún se puede ir más allá y presentar las condiciones de salud de estas mismas dimensiones, con lo cual se invita a la reflexión a los candidatos actuales para que sus polí­ticas públicas puedan tener mayor precisión, si las mismas se formulan sobre la base de información consistente y ser de mayor precisión sobre los grupos de población que deberí­an ser los beneficiarios de las diferentes intervenciones del Estado.

Continuar con la misma dinámica de los últimos 25 años del perí­odo democrático no ha mostrado ser efectiva y sus avances son bastante pobres, por ello es pertinente reflexionar con mayor detenimiento sobre este paí­s y sus diferentes realidades, en donde las poblaciones rurales e indí­genas merecen mejores condiciones de vida y así­ romper con las dolorosas cadenas de la desigualdad.

** Una despedida para el maestro Efraí­n Recinos, un ser que trascendió a la eternidad, un compañero Sheca, quien hizo de la humildad una forma de vida y hasta se expresaba de sí­ mismo como “este pobre infeliz aprendiz de la vida”. Hasta siempre Maestro, su obra perdurará para siempre.