Redacción La Hora
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«De las aguas tranquilas, ¡líbranos, Señor!», dice un viejo y conocido refrán, con relación a que en los tiempos de calma se debe tener precaución porque no se sabe qué podría sorprendernos.
Y esa es la tónica que debería iluminar el análisis de esta semana, sobre todo que ya teníamos un buen período bastante agitado.
La liberación de los prófugos de Bancafé, el escándalo millonario del Congreso, incluida la entrega «voluntaria» de Raúl Girón, la captura de Manolito, y el espionaje en Casa Presidencial, fueron los eventos que alteraron la agenda política e hicieron exaltar a más de un columnista.
Pero luego de la denuncia de espionaje, las aguas se calmaron en la escena nacional, ya que, bien dicen los abuelitos: «Hazte fama y échate a dormir», porque luego de que se destapan los eventos, es mejor mantener un perfil muy bajo, casi invisible.
Eso bien lo supo esta semana el Ministerio Público que, justamente, hace una semana buscaba con bombos y platillos a Carlos Quintanilla y a Gustavo Solano por buena parte del país. Pero, a partir del lunes, estos operativos se hicieron en el más estricto sigilo, ya que suponían que los ex jefes de la «inteligencia» del Estado podían seguir beneficiándose de información girada en las sedes del Ejecutivo.
Pero, aparte de ello, la semana transcurrió entre zancadillas a la justicia interpuestas por Meyer y Darío Morales, y porque, aparentemente, los grupos de poder se retiraron tranquilos a que pasara la tormenta, sin referirse precisamente al huracán Ike que, por cierto, está afectando buena parte del Caribe y del sur de Estados Unidos.
Es de hacer notar que este juego de tensión y calma, ha sido casi una constante en la política y seguridad nacional. Como recordarán, hace más de año y medio, el país se veía envuelto en una fuerte ola de limpieza social, en donde varias personas, incluso en grupos, aparecían muertos, torturados y con tiro de gracia; pero, luego de que ocurriera la trágica masacre de los diputados salvadoreños, las aguas se calmaron, y estas aparentes ejecuciones se vieron por debajo. Continuó la ola de muerte, pero sin esos tintes tan violentos.
Tal vez este aparente bajo perfil de la realidad nacional en esta semana, se deba, más bien, a este fin de semana largo, incluida una celebración patria.
Cuando coinciden estos descansos, la actividad política, en los tres organismos del Estado, tiende a decaer, ya que la mayoría se prepara para unas «merecidas» vacaciones, luego de tanta tensión.
Es por ello que, en este período de aguas calmas, podemos tener la mente tranquila y preguntarnos sobre nuestra nación, nuestra independencia y nuestro orgullo de ser guatemalteco.
Por supuesto, que recorrerán por nuestra mente tantas dudas y anomalías y hasta seremos capaces de sufrir vergí¼enza ajena, por esa que no sufren quienes sí deberían tenerla.
Pese a ello, debemos recordar esa ansia de libertad por la que «nuestros padres lucharon un día», y pensar, en esta época que nos sentimos orgullosos de la independencia, y, más que pensar en esos problemas, soñemos en la patria que queremos y que aún le hace liberarse de muchos males.