Un relato para diarios de motocicletas


La vida de un mensajero es más difí­cil de lo que muchos piensan. Rubilio Najarro vive a diario las inclemencias del tiempo, trabaja en una agencia de seguros haciendo varios mandados y el clima hace más difí­cil su labor y, como él mismo menciona, «es cansado y mal pagado, pero no queda de otra, hay que trabajar».

Eddy Coronado
ecoronado@lahora.com.gt

Todos los dí­as revisa su motocicleta por las mañanas para comenzar un nueva jornada, en la cual, equipado con sus botas de hule, la chumpa impermeable, un pantalón contra la lluvia y herramientas para no quedarse pinchado en cualquier esquina bajo la lluvia, se dispone a emprender una lucha contra el tráfico para hacer las tareas cotidianas.

Desde que comenzó a estudiar Pedagogí­a, Rubilio tiene la esperanza de conseguir una plaza en el Ministerio de Educación para dedicarse a enseñar, que es lo que más le gusta, y actualmente ha llevado su papelerí­a, pero no ha recibido noticias favorables; los sábados asiste a la Iglesia Católica para pedirle a Dios ayuda y fortaleza a fin de superar sus retos, donde además toca guitarra y les enseña a otros jóvenes.

En las calles de la ciudad capital es difí­cil trasladarse en motocicleta, ya que los peligros están latentes. Cuando realiza su trabajo, muchas personas lo ven con desconfianza porque creen que podrí­a tratarse de un asalto más, esto debido a la idea de muchos que viven atemorizados por la violencia que impera en el paí­s; pero «Somos más las personas trabajadoras» comenta este joven dispuesto a luchar por una Guatemala mejor.

¿De qué te graduaste?

Me gradué de Bachiller en Ciencias y Letras en un colegio que se llama Juan Pablo y ahora estoy en el sexto semestre de Pedagogí­a en la Universidad de San Carlos.

¿Estás casado?

No, estoy soltero, pero tengo planes de boda para fin de año, primero Dios.

¿Cuántos años tenés?

Estoy joven todaví­a, tengo 34 años.

¿De qué trabajás?

Trabajo en una agencia de seguros y soy mensajero ahí­, aunque hago muchas cosas que ellos me mandan ha hacer.

¿Qué hacés en tus tiempos libres?

Me gusta tocar guitarra y teclado, todaví­a tocamos con un grupo en las asambleas de los sábados en la Iglesia Católica de la Carolingia.

¿Es difí­cil tu trabajo?

Este trabajo es cansado y arriesgado porque es muy fácil que te roben la moto en cualquier esquina y además es mal pagado, porque para andar debajo del agua y peligrando pagan muy poco.

¿Qué es lo que esperás llegar a ser en un futuro?

Ser un profesional, graduarme de Licenciado en Pedagogí­a, graduado de la San Carlos y trabajar directamente en mi carrera que es dar clases y enseñar en alguna escuela.

¿Qué es lo que más te cuesta en tu trabajo?

Primero, los carros no respetan y fácilmente te avientan; además, la gente tiene la ironí­a o más bien está desconfiada de todos los motoristas y piensan que uno los quiere asaltar, pero yo ando trabajando en dos llantas y es más fácil caerme y lastimarme, en cambio muchos de los que andamos en moto somos personas trabajadoras que tenemos familia, pero muchas personas nos discriminan por la misma delincuencia.

¿Si pudieras cambiar Guatemala, qué cambiarí­as?

Para que el paí­s pueda salir adelante y las personas puedan sentirse bien y tener seguridad es importante fortalecer el sistema de seguridad, pero también asegurando la educación de los niños que son el futuro de Guatemala.

¿Cómo se mejorarí­as la educación?

No hay que intentar cambiar la cultura y las tradiciones de los niños porque es importante incrementar la cultura en ellos, pero sí­ es fundamental motivarlos al cambio para impulsar los buenos modales y que en el futuro no se dediquen a formar bandas de criminales.

SEMBLANZA


Nombre: Rubilio Najarro

Estado Civil: Soltero

Oficio: Mensajero

Educación: Bachiller y estudiante de Pedagogí­a

Pasatiempos: Tocar guitarra

Para nosotros en Diario La Hora, es importante valorar el esfuerzo y trabajo que cada guatemalteco hace dí­a a dí­a, para superarse, apoyar a su familia y contribuir con el paí­s. Por este medio, reconocemos su labor, la agradecemos y, sobre todo, la valoramos, pues estamos convencidos de que la suma de todos los chapines que deseamos una mejor Guatemala, nos podrá llevar al cambio y desarrollo que tanto deseamos.